Víctor Fernández Correas (Saint-Denis, Francia,1974) es hijo de la emigración, pero extremeño de cuna. Profesionalmente, se dedica al periodismo, a la consultoría de comunicación, a la gestión de las redes sociales y tecnologías de la información.
La Historia y la Literatura son sus grandes pasiones. Tras una breve incursión en los relatos, su primera novela fue La conspiración de Yuste (2008), su primera incursión en Carlos I de España y V de Alemania, cuya compañía frecuenta siempre que puede. Posteriormente, ha publicado La tribu maldita (2012), Se llamaba Manuel (reseña aquí) (2018) y Mülberg (2022). Ha participado en diversas antologías y sigue escribiendo relatos y artículos variados, además de colaborar en la revista literaria Pasar Página.
Sinopsis
"Vine, vi, y Dios venció", tales fueron las palabras de Carlos V tras la batalla de Mühlberg. Porque Mühlberg fue más que una batalla.
Comienza esta historia en las riberas del río Elba. Una, ocupada por las tropas imperiales españolas, lideradas por Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba; la otra, por los luteranos, comandados por Juan Federico de Sajonia. Y pronto la fuerte corriente del Elba, envuelta entre la niebla, se manchará de sangre... Pero no es ésta una novela de los hechos, crudos, latentes, vivos aún, si no la de personajes inolvidables, más allá de los grandes nombres que han pasado a la Historia: los soldados Cristóbal de Mondragón y su amigo Diego Cubero, que se enfrenta a la muerte con la ayuda de la prostituta Dorothea; Baltasar Carrillo, arcabucero gaditano sediento de matar luteranos, y su compadre, más cabal, Íñigo Mendizábal; el espía Norbert Bachmann, inteligente mercenario, o Barthel Strauchmann, habitante de Mühlberg a quien deberán los imperiales la victoria... Ellos son unos pocos, pero hay muchos más. Y vale la pena conocerlos.
Víctor Fernández Correas nos transporta al siglo XVI con una fuerza e ímpetu casi inconcebible. Con prosa certera, diálogos ágiles y unos personajes vivos como pocos, es Mühlberg una novela que va mucho más allá del género histórico. Una novela con mayúsculas.
Opinión personal
Desde que leí Se llamaba Manuel tenía ganas de volver a leer otra novela de Víctor Fernández Correas. La lectura elegida fue Mühlberg, y aunque han pasado muchos meses desde que leí el libro en enero, tengo el recuerdo de lo mucho que disfrute con su lectura. Los que me conocéis sabéis que me gustan las novelas históricas, con personajes reales y de ficción. Me encantan esas novelas que narran hechos históricos bien documentados, que te hacen conocer otro tiempo y que te cuentan de forma amena y fiable lo ocurrido, sea de la época que sea.
La novela nos lleva a revivir la batalla de Mühlberg. La narración se desarrolla en tan solo unos días del 23 al 25 de abril de 1547, ambos incluidos. Se enfrentan las tropas de Carlos I de España y V de Alemania, con las de la Liga Esmalcalda con el príncipe Juan Federico de Sajonia al frente. Se encuentran muy cerca de la ciudad de Mühlberg, separados por el río Elba, que baja muy caudaloso después del invierno. A un lado, el bando del emperador, los católicos, y del otro los luteranos de la liga de Esmalcalda (o Smalkalda, fue una liga de príncipes y ciudades protestantes del Sacro Imperio Romano Germánico que querían defender sus privilegios frente al catolicismo).
Podemos decir que se trata de una novela coral por la cantidad de personajes que encontraremos. Unos históricos como son Carlos I rey de España y emperador del Sacro Imperio Romano, Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, Mauricio de Sajonia, príncipe alemán que en esta ocasión se une al bando del emperador, y otros de ficción. Personajes muy interesantes, como el duque de Alba, Norbert Bachmann, el espía alemán al servicio del duque, o Barthel Strauchmann, personaje real que tuvo una participación importante en el desarrollo de la batalla.
Encontraremos traición, rencor, odio, cuentas pendientes, pero también hay amor, lealtad, amistad, y compañerismo.
Frases
El juego del gato y el ratón, en el que el gato ha crecido en tamaño y el ratón no encuentra la manera de despistarlo. Y el tiempo -y asimismo el terreno de escapatoria- se le agotan.
Ser lo que no quieres ser para ocultar lo que eres. Ésa es la gran tragedia de su vida.
-A la guerra se va, pero de ella nunca se vuelve -dijo al fin con voz calmada y un océano de paz por mirada.
En sus planes no entra la muerte. Ni hoy ni nunca. De ser así, no sería soldado, y él lo es. Es soldado de su majestad católica Carlos I de España, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
-Sois un hombre de honor. Los hombres de honor no merecen morir - le dijo antes de despedirse.
-El honor no sirve más que para morir mirando de cara a la muerte, sin apartar la mirada ni bajarla. Y yo moriré en cuanto acabe la batalla.
Sabe que la vida es un cara y cruz continuo. Que la moneda caiga de un lado o de otro no depende de él. Cuestión de suerte. O del destino, si ya está marcado. Sea lo que sea, él no puede hacer nada más que esperar el resultado. Y siempre con tranquilidad. Con mucha tranquilidad.
-¡Mis señores soldados! ¡Es momento de vencer! ¡Es momento de demostrar nuestro poder! ¡Hemos venido para vencer!
Mühlberg es una estupenda novela histórica que me encantó.
Lourdes