Sandra Aza
800 páginas
Editorial Planeta
Año de publicación: 2021
Novela Histórica
Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, Sandra Aza es una abogada que, tras ejercer el Derecho en el departamento procesal del despacho Uría Menéndez durante años, colgó la toga para partir rumbo a la conquista de un sueño: escribir una novela que, de un lado, rindiese homenaje a Madrid y su historia, y, de otro lado, describiese un procedimiento inquisitorial desde una perspectiva objetiva, sin templar la dureza de sus métodos, pero evitando, a la vez, recrearse en el morbo. Tras aprobar dos oposiciones en la Comunidad de Madrid, se sumió en un intenso período de documentación e investigación histórica, fruto del cual nace Libelo de sangre.
Sandra es miembro de la asociación Escritores con la Historia y fue galardonada con el premio ODILO a la mejor autora otorgado por el XXII certamen Semana de Novela Histórica de Cartagena.
Sinopsis
Durante el crudo invierno de 1620 un espantoso crimen ha sembrado el pánico en cada rincón de Madrid: una joven ha sido violada y enterrada junto a un niño al que le han extirpado el corazón.
Nadie en la Villa duda de que se trata de un asesinato ritual, y pronto surge en los mentideros un «libelo de sangre» contra el escribano Sebastián Castro y su esposa Margarita, una acusación falsa que culpa a los judíos de sacrificar a menores cristianos para realizar ceremonias de magia negra.
Por suerte, Alonso, el hijo mayor del matrimonio, ha conseguido escapar de la Inquisición, encargada de investigar el delito, y de sus horribles métodos; pero ahora deberá enfrentarse a otros peligros no menos terribles: el frío, el hambre y a los miserables que pueblan las calles.
Devastado y sin más ayuda que la de dos pícaros vagabundos, intentará llevar a cabo el único objetivo que lo mantiene con vida: rescatar a sus padres.
Nadie en la Villa duda de que se trata de un asesinato ritual, y pronto surge en los mentideros un «libelo de sangre» contra el escribano Sebastián Castro y su esposa Margarita, una acusación falsa que culpa a los judíos de sacrificar a menores cristianos para realizar ceremonias de magia negra.
Por suerte, Alonso, el hijo mayor del matrimonio, ha conseguido escapar de la Inquisición, encargada de investigar el delito, y de sus horribles métodos; pero ahora deberá enfrentarse a otros peligros no menos terribles: el frío, el hambre y a los miserables que pueblan las calles.
Devastado y sin más ayuda que la de dos pícaros vagabundos, intentará llevar a cabo el único objetivo que lo mantiene con vida: rescatar a sus padres.
Opinión personal
Libelo de sangre es la primera novela de Sandra Aza, y espero que publique pronto la continuación, porque esta historia se merece una segunda parte. Me ha gustado mucho, está muy bien documentada y te explica todo estupendamente, con todo detalle, desde el paisaje, las calles de Madrid, las costumbres y el vocabulario de la época. Conoceremos la inclusa, iglesias, conventos, casas de nobles, palacios, garitos, mancebías, cárceles, mentideros, calles, plazas y alrededores del Madrid del año 1620. Una ciudad oscura, sucia, hambrienta, con pillos, vagabundos, y gran cantidad de soldados mutilados que tienen que buscarse la vida. Parte del protagonismo recaerá en la ciudad y en su ambientación y situación social de la época. Y por supuesto, las denuncias falsas, los métodos de la Inquisición, y todo el proceso desde el principio hasta el final. Aunque seguro que continuará, ha quedado abierto.
En los libelos de sangre se acusaba falsamente a los judíos de asesinar a niños cristianos para utilizar su sangre en rituales religiosos.
Los protagonistas de esta historia son la familia Castro, el matrimonio formado por Sebastián y Margarita, y Alonso, su hijo mayor de 13 años. Acusados injustamente, el matrimonio será detenido, y Alonso podrá escapar llevando con él a su hermano pequeño, Diego, que es tan solo un bebé. Tendrá que arreglárselas solo con la ayuda de unos pícaros, Antonio y Juan, que malviven en las calles.
Cargaron los cuerpos hasta un extremo recóndito del bosque que no se veía ni desde la falda del cerro ni desde su cumbre. Allí los lanzaron a una profunda zanja y echaron tierra, nieve, barro e incluso varios pedruscos. Cuando se aseguraron de que los habían sepultado por completo y nadie podría distinguirlos, marcharon al galope.
Al alba, oculto tras los madroños, el pequeño Antonio continuaba en el mismo sitio y en la misma posición: paralizado, agarrado a la peonza y con las pupilas desorbitadas.
Lastrándole el alma, dos finados; torturándole la memoria, dos satanes; surcándole las mejillas, dos lágrimas.
Hay muchos personajes, algunos muy importantes para el desarrollo de la trama, y todos bien definidos. Malos, malísimos, ajustes de cuentas, corrupción, mentiras, odio, rencor, envidias, venganzas, y también encontraremos amistad, amor, compañerismo, sentido del honor y del deber.
De pronto, no atisbaba el pasado, no sentía el presente y dudaba del futuro. Se había perdido en su propia impostura y había extraviado un transitar entero.
Consternado, suspiró.
Ayer zozobraba merced a la presencia de una verdad de vida. Hoy le hundía la ausencia de una vida de verdad.
Pasión gritada, aversión celada. Sucesos menores activan los engranajes de la Inquisición.
Los calificadores eran teólogos de muy alto prestigio responsables de examinar los supuestos que los inquisidores sometían a su criterio y de emitir luego un informe donde, o bien determinaban ausencia de infracción, o bien declaraban la concurrencia de ella.
Desde los balcones de las casas de los Lujanes y del palacio del marqués de Vallecerrato, la aristocracia presenciaría el acto apoltronada en confortables sillas, arrebujada en cobertores e incluso agasajada con manjares señoriales.
En cambio, la plebe habría de apelotonarse en el escaso espacio sobrante de la plaza, donde, huelga decir, no se ofrecían asientos ni abrigo.
Libelo de sangre es una estupenda novela histórica que está muy bien documentada.
Lourdes
