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domingo, 19 de septiembre de 2021

LOXANDRA, MARÍA IORDANIDU

Loxandra

Autora: María Iordanidu

Traductora: Selma Ancira,  Berny

Nº de páginas: 256

Editorial: Acantilado

Año de publicación: 2018 (1963)

Género: Narrativa contemporánea, histórica, biografía



María Iordanidu (Constantinopla, 1897 – Atenas, 1989) pasó la infancia en Constantinopla, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial, que la sorprendió de vacaciones en el mar Negro, la obligó a permanecer en Rusia durante años. Hasta 1919 no pudo volver a Grecia, donde trabajó para una gran compañía comercial estadounidense y, de 1926 a 1939, en la embajada soviética de Atenas. Durante la ocupación alemana fue detenida en varias ocasiones y su casa fue destruida, tras lo cual se vio obligada a mudarse con frecuencia y a sobrevivir impartiendo clases de lenguas extranjeras. A los sesenta y cinco años publicó su primera novela, Loxandra, obra inmensamente popular que ha sido traducida a varias lenguas. En 1965 publica Vacaciones en el Caúcaso (reseña aquí), en 1978 Como las aves salvajes y su último trabajo Nuestro patio en 1981. Fue galardonada en 1978 por el Patriarcado de Constantinopla con la Cruz de Oro y la Orden de la Señora del Trono Ecuménico.

Sinopsis

Loxandra—una mujer de carácter, indiscreta y rezongona, pero también protectora, generosa y tierna—vive en la bulliciosa y extraordinaria Constantinopla finisecular, cohabitada por griegos, turcos y muchas otras etnias. Trasunto de las heroínas que pueblan las comedias clásicas, Loxandra no sólo lleva las riendas de su propia vida sino que es también el alma de su familia, con la ayuda, claro está, de la virgen de Baluklí. Y así, los matrimonios, los duelos, las tristes despedidas en el puerto de la ciudad, los alegres y sabrosos festines de reencuentro o las mudanzas marcan el ritmo de su vida. Crónica de una familia y de una ciudad, esta vitalista y hermosa novela de María Iordanidou—inspirada en la vida de su abuela—nos transporta a una ciudad dominada por la música, los sabores y los colores, y evoca la frágil felicidad que truncó la guerra.

Opinión personal

El año pasado cuando leí Vacaciones en el Cáucaso (reseña aquí) conocí a la abuela de la autora, tiene un papel mínimo, pero su nieta la menciona y la tiene presente en muchas ocasiones. Me pareció una mujer interesante y de carácter por lo que sabía que tendría que leer Loxandra, el libro en el que es la protagonista, y que está basada en su vida y la de toda su familia. Por eso lleva su nombre, todo gira alrededor de su abuela Loxandra. Pero además de los sucesos familiares, es una crónica de la historia, la cultura, las costumbres de la época, de las diferencias entre griegos y turcos que conviven en la ciudad de Constantinopla. Un retrato de la época y del país en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.

Nos cuenta la autora la vida de su abuela empezando por como conoció al que sería su marido, Dimitrós, viudo y con cuatro hijos, por medio de una casamentera.

No iba a casarse por su propio bienestar, sino por el de sus hijos, por lo tanto podía llamar a una casamentera, decirle sin tapujos lo que quería, y no sentir vergüenza o temor a ser malinterpretado por su mal gusto. Su segunda esposa debía ser, por encargo, de buen corazón, sana, íntegra, buena cocinera, «en ningún caso intelectual ni sensible, y de ser posible entradita en carnes». E insistió tanto en este último punto que la casamentera se compadeció de él y puso todo su empeño en la búsqueda. Pobre, debía estar necesitado.

Y apareció la mujer que Dimitrós había pedido. Se llamaba Loxandra.

Cuando Dimitrós vio entrar en la habitación a Loxandra, una mujer briosa, de espalda ancha y piernas largas, sólida como una columna dórica, que llevaba en la mano una bandeja repleta de dulces, se sintió feliz. Le gustaron sus cabellos negros, su cráneo bien torneado y su mandíbula fuerte.

Loxandra tenía entonces treinta años.


Cuidará de su marido y sus hijos, a los que se ganará y creará unos fuertes lazos. La pareja tendrá además otros tres hijos. Su vida se centra en el cuidado de su familia, de su hogar, de su casa, de las distintas celebraciones y reuniones familiares, sus relaciones con los vecinos y los vendedores; también sus supersticiones y sus creencias religiosas son importantes para ella y siente gran devoción por la virgen de Baluklí a la que recurre siempre que tiene un problema y que parece escuchar sus peticiones. 

En Loxandra, María Iordanidu nos cuenta con su peculiar humor y de forma desenfadada de narrar, toda la historia no solo de su familia, también la del país con esa mezcla de culturas y etnias que se encuentran en Constantinopla.


«Salud, Constantinopla, reina de las ciudades». Recostada en dos continentes, abre Constantinopla su pecho al viento del norte que sopla del mar Negro por un lado y al viento del sur que viene del mar de Mármara por el otro. Las dos corrientes contrarias parecen estar al asalto para conquistarla. Oriente y Occidente entran en combate y la reclaman sacando espuma y dando vueltas en redondo frente a la punta de Sarayburnu, a los pies de Santa Sofía, en pleno corazón de la ciudad.


Por aquel entonces, en Constantinopla la gente no se preocupaba de la política, porque de todos modos los sultanes hacían lo que querían sin preguntarle nada a nadie. Los griegos habían adquirido bastantes privilegios. Un poco con la protección de Rusia, un poco con la protección de Gladstone, habían logrado, gracias a su propio ingenio, prosperar, enriquecerse y conquistar la tierra.


Loxandra es una mujer de buen corazón, tremendamente generosa, protectora, exagerada, tal vez excesiva, fuerte, intensa, terca, supersticiosa, religiosa, centro y motor de su gran familia. Una novela entrañable sobre una gran mujer.

Frases

Alimenta bien a tu marido si quieres tener marido.

¿Qué es ser rico? Saber contentarse con poco.

¿Es indispensable escribir poemas para ser poeta? ¿O conocer el pentagrama para ser músico? ¿O ser devoto para alcanzar el Paraíso? Aquí está el Paraíso si tienes ojos para verlo. Si no tienes ojos no conocerás el Paraíso, ni en la tierra ni en el cielo.

Loxandra jamás lloró paraísos perdidos. Tampoco buscaba ir al encuentro de la felicidad. Era la felicidad la que llegaba en busca de Loxandra. Y se presentaba de repente, en los momentos más inesperados.



María Iordanidu con su abuela Loxandra


Loxandra es una novela entrañable sobre una gran mujer contada de una forma amena y desenfadada por su nieta.


          Lourdes

sábado, 25 de julio de 2020

VACACIONES EN EL CÁUCASO, MARÍA IORDANIDU

Vacaciones en el cáucaso

Autora: María Iordanidu


Nº de páginas: 208


Editorial: Acantilado


Año de publicación: 1965 -
2020

Género: Novela Histórica, Autobiográfica, Memorias



Foto  editorial Acantilado



María Iordanidu (Constantinopla, 1897 – Atenas, 1989) pasó la infancia en Constantinopla, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial, que la sorprendió de vacaciones en el mar Negro, la obligó a permanecer en Rusia durante años. Hasta 1919 no pudo volver a Grecia, donde trabajó para una gran compañía comercial estadounidense y, de 1926 a 1939, en la embajada soviética de Atenas. Durante la ocupación alemana fue detenida en varias ocasiones y su casa fue destruida, tras lo cual se vio obligada a mudarse con frecuencia y a sobrevivir impartiendo clases de lenguas extranjeras. A los sesenta y cinco años publicó su primera novela, Loxandra, obra inmensamente popular que ha sido traducida a varias lenguas.


Sinopsis
Una mañana de julio de 1914, Ana, una adolescente de Constantinopla, abandona la casa familiar donde vive junto a su querida abuela Loxandra para pasar un mes de vacaciones en Stávropol, en el Cáucaso. Sin embargo, apenas comienza el viaje, pierde a su tía entre el gentío de la estación de Batumi, desde donde debían partir juntas. Tras dos meses errando por Rusia, llega finalmente a Stávropol, donde tiene que buscar un empleo como profesora de inglés para salir adelante. Contra todo pronóstico, el estallido de la Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa le impedirán regresar a su hogar durante cinco años, en los que aprende ruso, se aficiona a la cocina eslava, se adapta a los largos inviernos, hace suyas las costumbres de su nueva familia y conoce el amor. María Iordanidu hilvana en Vacaciones en el Cáucaso un relato tan trepidante y emotivo como su propia vida, que relata con el mismo frescor, dinamismo e inconfundible sentido del humor con los que ya dio vida a su inolvidable Loxandra.


Opinión Personal
He leído Vacaciones en el Cáucaso gracias a Masa Crítica, Babelio y a la Editorial Acantilado que es una editorial que cuida mucho sus publicaciones. Se trata de una obra con tintes autobiográficos. 

La novela empieza con el regreso de Ana, la protagonista, a su casa en Constantinopla. Ya nos adelanta que tiene un final feliz. 
En 1914 a Ana le quedaban 3 cursos para de ir a la universidad. Vive con Klío, su madre que es viuda, su tía Agathó y su abuela Loxandra. Su madre tiene también un hermano con dinero, el tío Alekos que vive en Rusiales manda dinero y paga todos los años la matricula del colegio de Ana. Está casado con una francesa, la tía Claude, que le maneja a su antojo. Un día Ana recibe una carta en la que su tía la invita a un viaje de placer durante el mes de vacaciones con ella por el Cáucaso. Aunque a su madre no le parece bien ya que:

-Los servios han matado al archiduque Fernando de Austria en Sarajevo, y los austriacos están buscando pleito. Alemania los apoya. El mundo entero está patas arriba. ¿Ahora, justamente ahora, se le ocurre invitarte a la canija esa?



Aún así Ana partió al encuentro de su tía y comenzó un viaje que debía ser de placer y se convirtió en una odisea. Pero aunque le cuesta meses  termina llegando a su destino: Stávropol, en el Cáucaso.


Así fue como Ana partió de Constantinopla a finales de julio de 1914. Se fue por un mes y se borró de la faz de la tierra por cinco años. Era como si el mar Negro se la hubiera tragado. Las rocas Simplégades se cerraron tras su paso.

Una de las tantas y tantas ciudades atrasadas de la provincia rusa era, en aquellos años, Stávropol. 

Casi desde el principio Ana pierde el contacto con su tía, viajan en el mismo tren pero la muchedumbre las separa y termina perdida. La intención de su tía era esa precisamente, deshacerse de su sobrina y así no tener que seguir pagándole los estudios. 

A la vez que nos cuenta las peripecias de Ana nos va contando los acontecimientos históricos reales, empieza con el inicio de la Primera Guerra Mundial y después continua con la Revolución Rusa. Cuando emprende el viaje es una adolescente, casi una niña que va madurando rápidamente en su estancia en Rusia. Cuando emprende el viaje no conoce el ruso, pero si habla inglés, y gracias a eso puede trabajar dando clases allí y a la vez estudiará. Juega un papel importante durante todo ese tiempo en el que vive en Rusia  Madame  Fourreau, tía de la tía Claude, y es un personaje muy interesante. 

Me va a meter en tremendos líos mi sobrina. Quiere traer aquí a una pariente de su marido.

- ¿Por lo menos sabe inglés? - preguntó  mamsel Célestine con su temblorosa voz de vieja.
- Parece que sí, que lo sabe bastante bien. 
- Ah, entonces no te preocupes, si es inteligente, se las arreglará, sabrá salir del paso.


Contado todo con humor y de una manera desenfadada, casi sin darle importancia al hecho de estar sola viajando por un país extranjero sin conocer a nadie y sin saber el idioma, es capaz de apañárselas siendo menor, y con una guerra en ciernes. Después la vuelta se complica y tendrá que permanecer allí unos cinco años. Durante ese tiempo se adaptará a las circunstancias, integrándose por completo, conociendo a mucha gente e incluso se enamorará. Se puede decir que sabe sacar provecho de la situación, y que tiene mucha suerte con las personas con las que se encuentra tanto en los viajes como en su estancia en Stávropol. 

No se había cumplido un año todavía de que Ana había pisado por primera vez aquellas tierras, cuando se produjo lo inevitable: Rusia se la tragó, sin que Ana se diera cuenta. 


Es una novela corta, que se hace corta. Con sus dosis de humor pero también de drama. Con personajes de ficción y reales, en una época difícil, en el contexto histórico de una guerra mundial y una revolución. Es graciosa la aparición de un personaje de ficción como es el soldado Svejk, el protagonista de la novela satírica El buen soldado Svejk del escritor checo Jaroslav Hasek, publicada en 1921 y 1922. 


Ana es una joven inteligentevaliente y aventurera que tiene además la suerte de encontrarse con buenas personas en su camino que la ayudaran. Me llamó la atención expresiones que utilizan algunos personajes aunque apenas se conozcan, como por ejemplo: palomita mía o padrecito. Hay al final del libro un glosario con palabras no traducidas y también notas de la traductora para facilitar la comprensión y conocer la vida y las costumbres de la época en esa zona o explicar de que personaje real hablan, aunque hace que la lectura sea más lenta es una novela que no hay que leer con prisas, requiere una lectura reposada.  



Frases
Las prisas sólo son necesarias cuando se trata de atrapar pulgas. 


¡Qué alto era el cielo allí!  Y qué azul tan claro tenía. 

Puesto que nacimos pecadores, hemos de sufrir por nuestros pecados, y quien más nos hace sufrir es quien más desea nuestro bien.

En momentos de una felicidad tan grande, el hombre perdona y es perdonado. 

¡Caray con  el viajecito de placer que le habían propuesto! ¡Vaya invitación! Algunas veces hasta la tragedia tiene su lado cómico. 

Vacaciones en el Cáucaso es una interesante novela corta muy bien ambientada que hay que leer sin prisas.


        Lourdes