Joaquín Berges (Zaragoza, 1965), licenciado en filología hispánica. Se dio a conocer con la novela El club de los estrellados (Premio a la Mejor Ópera Prima 2009, en el Festival du Premier Roman de Chambéry, Francia), a la que siguieron Vive como puedas (2011, reseña aquí) y Un estado del malestar (Premio Cálamo 2012), dos comedias que, gracias al boca a boca, han logrado un prolongado éxito entre el público. En 2014 apareció La línea invisible del horizonte (reseña aquí), una historia de superación y en 2015 se publica Nadie es perfecto, una parodia desopilante de las novelas inglesas de ambiente exclusivo y misterio a lo Ágatha Christie; en ese año recibió el Premio Artes & Letras del Heraldo de Aragón. Después ha publicado Una sola palabra (2017) y a finales de 2018 Los Desertores, la que hasta el momento es su última novela, una emotiva historia entre padres e hijos que une el presente con las trincheras de la primera guerra mundial.
Sinopsis
Jota observa los camiones que
entran y salen del mercado de frutas y verduras donde ha trabajado hasta su
jubilación cuando, de pronto, sin comunicárselo a nadie, sube a uno de ellos en
dirección a la frontera francesa. Va en busca de la tumba de Albert Ingham, un
soldado británico que, con su amigo Alfred, combatió en la batalla del Somme,
en 1916. Ambos vivieron juntos los horrores de la guerra y así es como fueron
enterrados, el uno al lado del otro en un pequeño cementerio del norte de
Francia; en la tumba de Albert Ingham figuran unas enigmáticas palabras que su
padre ordenó inscribir al enterarse de las circunstancias en que había muerto
su hijo. Jota viaja hasta allí guiado por el eco de esas palabras. En el
trayecto, va leyendo las cartas que Albert envió a su progenitor, un testimonio
desgarrador sobre la desolación de las trincheras salpicado de versos que
escribieron los poetas de la guerra. Arrastrado por esa historia de hace cien años,
Jota revive la relación que mantuvo con su propio padre y el desmoronamiento
familiar que causó la extraña enfermedad de su madre.
Opinión personal
Los desertores es una novela en la que Joaquín Berges mezcla una trama de ficción actual, con otra basada en un hecho real ocurrido durante la Primera Guerra Mundial y que el autor conoció cuando visitó en 2016 el centenario de Bailleulmont, en donde se encuentran enterrados los soldados caídos en la sangrienta batalla del Somme: la historia de dos jóvenes soldados ingleses que desertaron y la enigmática frase que George Ingham, el padre de uno de ellos, inscribió en la tumba de su hijo: Soldado A. Ingham. Manchester Regiment. 1 de diciembre de 1916. Fusilado al amanecer (Shot at dawn). Uno de los primeros en alistarse. Digno hijo de su padre. En el año 2006, 90 años después de que tuviera lugar la batalla del Somme, el secretario de Defensa inglés, Des Browne, concedió el indulto a título póstumo a los 306 soldados británicos que fueron ejecutados por deserción o cobardía, entre ellos Albert Ingham y Alfred Longshaw, los protagonistas de la parte histórica de la novela.
El protagonista de la ficción es Jota (Jacinto), un abogado que trabajaba en marketing y comercial en un mercado de fruta de Madrid. Han decidido jubilarlo anticipadamente y decide de improviso realizar un viaje a Francia en busca de la tumba de un soldado inglés que participó en la batalla del Somme. Su interés por esa tumba le viene por un cuaderno que perteneció a su padre, ya fallecido, y con el que no tenía relación.
Sentado en una cafetería viendo llegar y salir camiones decide pedirle a Geike, una mujer con el pelo rapado, las cejas rubias y los ojos claros, si puede ir con ella en su camión.
La había visto bajar de un camión azul marino con el morro plateado que le había recordado a un animal marino, un enorme cachalote con ruedas.
Así comienza un viaje al pasado. Pero también es una huida, su propia deserción de su rutina y de su vida. Geike se dirige con su camión a Perpignan y en principio le llevará hasta allí, aunque él quiere llegar hasta el noroeste de Francia, cerca de la frontera con Bélgica, para visitar el cementerio del Somme. Ha leído mucho sobre la batalla que tuvo lugar en la zona en la Primera Guerra Mundial, y de la historia de unos desertores del Ejército Británico que tienen su tumba allí y entre ellos están Albert Ingham (24 años) y Alfred Longshaw (21 años).
En todos los capítulos nos encontraremos con una carta escrita por Albert a su padre. Así conoceremos por medio de la correspondencia real lo que sucedió, lo que vivieron y sufrieron en esa sangrienta y cruel batalla. Todas las cartas terminan con un poema escrito por algún soldado, y es que al analizar la documentación sobre esta batalla el autor se encontró con una gran cantidad de poesías escritas por los soldados de ambos bandos, que dejaron un testimonio lírico estremecedor que nunca reflejarán los libros de historia.
En el Somme participó una generación de intelectuales formada en las mejores universidades de los países implicados. Había pintores, escultores, poetas, dramaturgos, arquitectos y músicos, entre otros profesionales del mundo del arte. Los poetas son conocidos como los "Poets".
La batalla del Somme está considerada como la batalla más sangrienta de la Primera Guerra Mundial con un saldo final de 1.200.000 jóvenes de distintas nacionalidades muertos o heridos. El día en el que empezó, el 1 de julio de 1916 está considerado como el mayor desastre militar de la historia del Ejército Británico. En esa batalla participaron muchos escritores famosos como Robert Graves, Ernest Jünger, o Tolkien, que se inspiró en lo vivido allí para crear la ciénaga de los muertos y escribir la batalla final de El señor de los anillos.
¿Qué tiene que ver esa batalla de la Primera Guerra Mundial con Jota? A medida que avanza la narración conoceremos la vida de Jota. La relación con sus padres y su hermana Carol, los motivos por los que como su padre, Jacinto, los abandonó. Conoceremos a su mujer Magda, y a su cuñada Rosa, de la siempre ha estado enamorado.
Él la apretaba con una firmeza excesiva, quizá porque en realidad no la estaba abrazando. Lo que hacía era atarse a ella, encadenarse a su cuerpo, formar parte de él.
También al marido de Rosa, Julen, y a su mejor amigo Hache. Iremos descubriendo los motivos que han hecho que se vaya sin decir nada a nadie. Conoceremos su deserción particular y a la vez también la de su padre.
Todo mundo necesita un sitio donde regresar.
En Los desertores Joaquín
Berges reivindica a todos los soldados que lucharon en una cruel batalla sin sentido, durante semanas y lo que se consideró como cobardía en realidad bien pudiera ser una neurosis de guerra, shock de las trincheras o fatiga de batalla. La trama histórica está perfectamente documentada, es una parte de la historia que se trata poco, normalmente suelen contarse los hechos heroicos.
Frases de las cartas
El cerebro del hombre tiene sus limitaciones. No es fácil vivir rodeado de muertos vivientes, compañeros con los que compartes un cigarrillo media hora antes de verlos tendidos en el suelo, con un orificio de bala en la frente y la mirada perdida en el cielo.
Si algo hemos aprendido en estas semanas de batalla es que no tenemos futuro. Hemos sido condenados a muerte por nuestros gobernantes. Somos culpables de pertenecer a un país, y de que ese país pertenezca a una alianza internacional. Somos culpables de pisar la tierra y respirar el aire de la campiña. Y de ser varones. Y de ser fuertes. Y de ser jóvenes, aunque tengamos el mismo futuro que un viejo moribundo.
No conocemos la ilusión del porvenir. Vivimos minuto a minuto, hora a hora, día a día, como las ratas y los insectos, sin hacer planes para el día siguiente ni hablar del pasado, como si tampoco tuviéramos memoria.
Solo existe el hoy, el ahora, la décima de segundo en que una bala te pasa rozando la cabeza o un obús explosiona cerca de tu posición. Lo demás no importa. La patria, la tierra, los pueblos que conquistamos, la distancia que avanzamos hacia el enemigo no son más que una fantasía bélica, una aventura de ficción.
No hay escapatoria posible. Ante nosotros suenan las ametralladoras de los boches, y a nuestra espalda las pistolas de los oficiales que velan por el cumplimiento del deber. Es evidente que vamos a morir con el cuerpo lleno de metralla. Lo que no sabemos es si será al avanzar o al retroceder.
Hay desertores por todas partes, de ambos bandos y de todas las nacionalidades posibles. La batalla no ha servido para nada. Las líneas de combate apenas se han movido. Todo ha salido mal. Lo único cierto es que continuar en el ejército, en cualquier ejército que participe en esta batalla, es una condena a muerte segura y gratuita. Y nadie quiere morir a cambio de nada.
Las guerras no son fortuitas. No son una enfermedad o un accidente. Son una forma deliberada y gratuita de matar a los hombres.
Los desertores es una novela que cuenta dos historias en las que se ponen de manifiesto las dificultades de las relaciones de padres e hijos. Dos tramas muy interesantes y en concreto la trama histórica es emocionante, escalofriante, conmovedora, un hecho real, que como pensó el autor al visitar la tumba: Ojalá fuerais personajes inventados por mí. Ojalá la realidad no superase siempre la ficción.
Lourdes
Realmente la realidad siempre supera la ficción. Me parece un libro muy interesante por lo que cuentas, además, la segunda guerra mundial siempre se come (por fama) a la primera, con lo que es de agradecer una historia como esta. Saludos
ResponderEliminarPues me lo llevo apuntado, creo que me gustaría =)
ResponderEliminarBesotes