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martes, 24 de marzo de 2020

EL PASEO DE LOS CANADIENSES, AMELIA NOGUERA

El paseo de los canadienses

Autora: Amelia Noguera

Nº de Páginas: 384 

Editorial: Benerice 

Año de Publicación: 2019

Género: Novela Histórica


Foto Twitter @amelianoguera

Amelia Noguera, madrileña, es graduada en Humanidades, ingeniera informática, posgrado en  Didáctica de la Historia y las Ciencias Sociales e Innovación educativa, y cursa en la actualidad el Doctorado en Literatura e Historia. Además de novelista, es traductora, investigadora y profesora. Ha publicado La marca de la luna (2014), La pintora de estrellas (2015), Prométeme que serás delfín (2016) y Escrita en tu nombre (2017). El paseo de los canadienses (2019) es su primera incursión en la novela histórica. Con referencias literarias muy dispares, sus obras rezuman intimismo y emoción al tiempo que expresan una inquietud social muy marcada. Varias de sus novelas han sido traducidas ya a otros idiomas con enorme éxito.

Sinopsis
Desde el exilio, Azucena, ya anciana, narra cómo ella y Martina, la nieta de la rica propietaria de una fábrica de naranjas, se convirtieron en amigas inseparables en la llamada "carretera de la muerte". El general franquista Queipo de Llano se disponía a tomar Málaga y, sin armas ni apoyo del gobierno, los milicianos republicanos desertaron. Miles de mujeres, niños y ancianos emprendieron entonces una huida desesperada hacia Almería por la carretera que bordeaba el mar: hoy conocido como Paseo de los Canadienses.
Junto al emotivo y hermoso relato de amistad, un nutrido elenco de personajes, reales en su mayoría, completan el riquísimo entramado histórico: un piloto italiano que ametralló a quienes "corrían"; el escritor y filósofo Arthur Koestler, condenado a muerte por Queipo; el cooperante canadiense que acompañó al médico Norman Bethune en el auxilio de los refugiados; una enfermera del socorro Rojo Internacional que los atendió en Almería...Sus diferentes puntos de vista brindan al lector el caleidoscopio veraz y desgarrador de quienes vivieron aquella masacre. Esta memorable novela de Amelia Noguera nos sumerge en un episodio lastimosamente olvidado de nuestra Guerra Civil y presta voz a sus víctimas, unas y otras.

"Amelia Noguera, dueña de una voz auténtica y genuina, es una novelista nata, de enorme imaginación y con muchas cosas que decir. Dibuja la trágica época histórica con una fluidez narrativa que encanta, seduce y conmueve a la vez". Alejandro López Andrada


Opinión Personal

Tuve la suerte de ganar El paseo de los canadienses de Amelia Noguera (dedicado) en un sorteo organizado por el blog Bookeando con Mª Ángeles.



Es la primera novela que leo de Amelia Noguera. Me ha gustado mucho su manera de combinar la ficción con los hechos reales, su forma de contarnos lo ocurrido durante la guerra civil española en la llamada carretera de la muerte, algo que sucedió para vergüenza de los dos bandos y que ha sido ocultado por ambos, supongo que no se sentirían muy orgullosos. Una masacre, el asesinato de ancianos, mujeres y niños inocentes, y que yo confieso que desconocía. 
La historia nos la cuenta una de las protagonista, Azucena ya anciana, pero además da voz a distintos personajes (algunos reales) de las dos partes, para darnos una visión global de lo ocurrido. Entre ellos un piloto de la ALI italiana que participó en el bombardeo, un miliciano republicano, un falangista del buque de guerra Canarias desde el que dispararon, un anarquista republicano, un militar profesional de la República, o una enfermera del Socorro Rojo Internacional. 
Por otro lado hay una historia de amor, celos, engaños, secretos...

La novela te atrapa desde el principio con:

Mi madre mató a Jacinto una mañana clara. Era febrero...

Azucena nos cuenta los motivos por los que ella y su madre tienen que salir huyendo de Málaga antes de que llegue el general franquista Queipo de Llano. Jacinto que trabaja en la panadería de la familia de Isabel, intenta violarla y ella al defenderse le clava un cuchillo matándolo. De una familia rica y acomodada que esperaba la entrada de los nacionales no se entendería la decisión de ponerse en camino de no ser por ese motivo. Además, Isabel está embarazada, pero su suegra le dice que no tiene otra opción para salvar la vida. Lo que no sabe Ángela es el horror que les espera en la carretera a su nuera y a su nieta.

Pero ahora tienes que marcharte. Ya puedes empezar a rezar para no ponerte de parto por el camino. Has sido estúpida y la estupidez se paga, como se pagan la ira, la desidia y la maldad. 

Miles de ancianos, mujeres y niños se pusieron en camino en una huida desesperada hacia Almería por la carretera que bordea el mar. La autora se basa en testimonios personales, algunos encontrados en Internet y utilizando una amplia bibliografía para recrear los sucesos de ese día en el conocido como el Paseo de los canadienses. En esa huida Azucena conocerá a Martina, algo mayor que ella y muy decidida. Su madre (Fernanda) ya conocía  a Isabel, los padres de Fernanda trabajaban para los de Isabel. La ayuda de las dos será vital para Azucena y su madre que contraerá una deuda con ellas. Entre las dos niñas nacerá una fuerte amistad a pesar de pertenecer a distintas clases sociales. De todas las protagonistas la que más me ha gustado es Ángela, la abuela de Azucena, por su fuerza, su coherencia y sensatez.  


Mención especial creo que merece el doctor canadiense Norman Bethune, personaje real:

Se enteró de las penurias de los españoles en su guerra y, sin pensarlo dos veces, se plantó en España para ayudar. Antes de la carretera de la muerte, estuvo en las Brigadas Internacionales organizando la ayuda médica que enviaron los canadienses. Era una persona increíble, no paró hasta que consiguió poner en marcha la primera unidad móvil de transfusiones de sangre. Eso fue en Madrid. 



Frases

Para un niño, la muerte no tiene un significado certero hasta que compruebas en tu propio corazón lo que acarrea.

La guerra se alimenta de una mentira tras otra. La paz, en España, mucho más.

No era fácil, pero era la guerra. Y las guerras son así. Si en una guerra te paras a pensar, estás jodido. Ni piensas ni sientes, solo disparas.

En cuanto algo va mal; en cuanto te falta la comida, tienes frío y te agobia la sed; en cuanto ves a alguien matar a otro, te sale lo malo. No hace falta más que sentir el miedo...

Y casi ninguno de los que la palma sabe por qué. Las razones para luchar importan poco: al final, se asesina para que no te asesinen a ti.

Uno cree que tiene razón y entonces sus orejas se cierran para los argumentos de los demás.

...el pobre muere porque no puede pagarse la vida.

Los civiles no participan en las guerras. Se nos ha olvidado a fuerza de transgredir esa ley de los derechos humanos, pero es un crimen de lesa humanidad.

Las brutalidades requieren una memoria perpetua.

Solo éramos soldados. Los soldados tienen que ver, oír y callar.

Ganaron la guerra, sí, pero perdieron todo lo demás...me refiero al honor y la decencia.

Los señoritos no nos perdonaron que sus criadas quisiéramos ser otra cosa. Orden, disciplina, sumisión al patrón, al cura, al cacique, incluso al marido, solo eso deseaban.

Aprendí entonces que el sentimiento más fuerte es el odio, mucho más incluso que el amor...

...las víctimas son las que están siempre en el bando equivocado.

Tenemos que estar orgullosos de cada tiro que se pegó en esa guerra para expulsar de nuestra patria al demonio: el comunismo, la anarquía, las hordas revolucionarias contra las que nada podía el poder claudicante. 

¿Cómo podíamos vencerlos?; Nosotros solo teníamos de nuestra parte la justicia y la razón. Pero con la razón no se mata, al contrario, generalmente se muere, porque la razón es ley, y la ley normalmente les importa poco a quienes originan una guerra. 



En El paseo de los canadienses encontraremos una novela dura y conmovedora que rescata del olvido unos hechos reales espeluznantes, pero a la vez es una historia de amor, amistad, honor y supervivencia.



              Lourdes

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