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domingo, 1 de diciembre de 2019

PRIMAVERA CRUEL, LUIS ROSO


Primavera cruel

Serie: Inspector Trevejo (2)

Autor: Luis Roso

Nº de Páginas: 488 págs.

Editorial: Ediciones B

Año de Publicación: 2018

Género: Novela policíaca, negra



Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988) escritor español licenciado en Filosofía Hispánica por la Universidad de Salamanca, en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona y posee un máster de Literatura Española e Hispanoamericana. Actualmente trabaja como profesor de secundaria. Su primera obra protagonizada por el inspector Ernesto TrevejoAguacero (reseña aquí) (2016) obtuvo Premio Morella Negra a la mejor novela negra de autor novel de 2016 y fue nominada a mejor Novela Negra por el jurado de Valencia Negra 2017. Primavera Cruel (2018) es la segunda entrega de la serie del inspector Trevejo. 


Sinopsis

Madrid, años cincuenta. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de enfrentarse a un caso muy difícil: un hombre armado ha aparecido muerto en El Prado, muy cerca del palacio donde reside Franco.
¿Se trata de un terrorista? ¿Un loco? ¿Puede ser una amenaza real?
Una trama policíaca impecable que es, al mismo tiempo, un retrato fiel y alejado de los tópicos de la sociedad de la época. De la mano de un protagonista a la altura de los grandes del género, Luis Roso mantiene al lector literalmente pegado a las páginas de esta novela.


Opinión Personal

En esta ocasión el inspector Trevejo tiene que investigar la muerte de un hombre armado en la entrada al monte de El Pardo, cerca de donde vive Franco. Todo hace pensar que la víctima, Francisco Javier Olegario, intentaba atentar contra el Caudillo. Pertenecía a una célula comunista compuesta por tres personas. Al inspector Trevejo le parece evidente que le mataron cuando intentaba huir, pero ¿de quién? Todo parece complicarse cuando aparece muerto y con evidentes signos de tortura, Genaro Puente Viñas, otro de los integrantes de la célula comunista. Solo queda con vida María, y hay alguien que quiere acabar con ella. Además, los padres de Olegario se encargan de cuidar la masía de los señores Montclar en un pueblo de Lérida. Hasta allí tendrá que ir con el inspector Carlos Bustos, sobrino del comisario Gabriel Rejas, superior de Trevejo, cuando estos aparezcan también muertos.  
En Primavera cruel el inspector Trevejo tendrá que investigar entre los miembros del partido comunista y de la oposición clandestina al régimen de Franco. Se las tendrá que ver con confidentes, con opositores al régimen, asesinos profesionales y policías con fama de utilizar todo tipo de torturas para conseguir información o una confesión. Una época en la que la vida de los opositores al régimen no valía nada. Como ocurre en su anterior novela, Aguacero, la ambientación de la España de los años 50 es estupenda. Nos reencontramos con Aparecido, el joven guardia civil que ayuda a Trevejo en la primera entrega de la serie, pero aparece muy poco. Es una pena. Me gustó mucho la pareja que hacían, entiendo que es difícil que siendo guardia civil encaje en otra investigación con él; en esta ocasión será de gran ayudará en Barcelona el inspector Heliberto Vázquez. 
Es una novela que me ha encantado. Se lee rápido, tiene un ritmo que no decae en ningún momento. Leí hace un año Aguacero y ya tenía ganas de reencontrarme con el inspector Trevejo. Ahora a esperar que publique otra nueva entrega de la serie. 


Frases

Ya sabes, perro ladrador, poco mordedor. Pero cuando el perro calla es que está cavilando la mejor manera de arrear el bocado.


Yo hace tiempo que me niego a tener tratos con mujeres. Todo lo llevan al terreno del dramatismo. Y encima a veces hasta se enamoran. También algunos hombres se enamoran, pero les amenazas con irte de la lengua y se les pasa. Las mujeres en cambio cuando se enamoran son capaces de enfrentarse al mundo entero. Es por todas esas novelas de amor que leen, que les tiene sorbido el seso.


Si de algo me arrepiento es de no haber aprendido a leer mejor y haber leído más cuando mis ojos estaban en condiciones. Pero leo la Biblia de vez en cuando.
—Yo la tengo a medias, aunque una vez en misa me contaron el final.
—Yo a misa dejé de ir hace tiempo, pero la oigo por la radio algunas mañanas.
—¿Usted también? Lo que faltaba. Está la escalera llena de beatas, todo el día escuchando al padre no sé qué y a la hermana no sé cuánto.
—Yo lo hago más que nada por purgar algún pecadillo que otro.


Primavera cruel es otra interesante novela del inspector Trevejo, con una buena ambientación de la España de la dictadura, con esa oposición en la clandestinidad y la represión policial. 

          Lourdes
         

sábado, 30 de noviembre de 2019

FERNANDO PESSOA, TABAQUERÍA




Fernando Pessoa (Lisboa13 de junio de 1888-ibídem30 de noviembre de 1935) fue un escritor portugués, especialmente reconocido por sus heterónimos: Alberto Caeiro, Alexander Search, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis. Su extensa obra se vio quebrada con su prematura muerte a los 47 años de edad.

Poeta, ensayista y traductor portugués nacido en Lisboa en 1888. Es la figura más representativa de la poesía portuguesa del siglo XX. Sus primeros años transcurrieron en Ciudad del Cabo mientras su padrastro ocupaba el consulado de Portugal en Sudáfrica.  A los diecisiete años viajó a Lisboa, donde después de interrumpir estudios de Letras alternó el trabajo de oficinista  con su interés por la actividad literaria.
La influencia que en él ejercieron autores como Nietzsche, Milton y Shakespeare, lo llevaron a traducir parte de sus obras y a producir los primeros poemas en idioma inglés. Dirigió varias revistas  y pronto se convirtió en el propulsor del surrealismo portugués.
Mensaje (1934) fue su primera obra en portugués y única publicada en vida del poeta. Parte de su obra está representada por los numerosos heterónimos creados durante su vida, siendo los más importantes  Alvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro. Entre sus obras destacan:

Oda triunfal (1915) y Tabaquería (1928) Álvaro de Campos, 

Presagios (1928)Autopsicografía (1931)Esto (1933)No sé cuántas almas tengo, Fernando Pesoa

El guardador de rebaños (1914),  Alberto Caeiro.

Fuente https://es.m.wikipedia.org/wiki/Fernando_Pessoa

TABAQUERÍA (ÁLVARO DE CAMPOS)
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién son
(y si lo supiesen, ¿qué sabrían?)
Ventanas que dan al misterio de una calle cruzada constantemente por la gente,
calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
con el de la muerte que traza manchas húmedas en las paredes,
con el del destino que conduce al carro de todo por la calle de nada.
Hoy estoy convencido como si supiese la verdad,
lúcido como su estuviese por morir
y no tuviese más hermandad con las cosas que la de una despedida,
y la hilera de trenes de un convoy desfila frente a mí
y hay un largo silbido
dentro de mi cráneo
y hay una sacudida en mis nervios y crujen mis huesos en la arrancada.
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y encontró y olvidó,
hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
a la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no tuve propósito alguno tal vez todo fue nada.
Lo que me enseñaron
lo eché por la ventana del traspatio.
Ayer fui al campo con grandes propósitos.
encontré sólo hierbas y árboles
y la gente que había era igual a la otra.
Dejo la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué puedo saber de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser esas mismas cosas que no podemos ser tantos!
¿Genio? En este momento
cien mil cerebros se creen en sueños genios como yo
y la historia no recordará, ¿quién sabe?, ni uno,
y sólo habrá un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En tantos manicomios hay tantos locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna ¿puedo estar en lo cierto?
No, en mí no creo.
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
genios-para-sí-mismos a esta hora están soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-sí, de veras altas y nobles y lúcidas-
quizá realizables,
no verán nunca la luz del sol real ni llegarán a oídos de la gente?
El mundo es para los que nacieron para conquistarlo
no para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón.
He soñado más que todas las hazañas de Napoleón.
He abrazado en mi pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto más filosofías que las escritas por ningún Kant.
Pero soy y seré siempre el de la buhardilla,
aunque no viva en ella.
Seré siempre el que no nació para eso.
Seré siempre sólo el que tenía algunas cualidades,
seré siempre el que aguardó que le abrieran la puerta frente a un muro que no tenía puerta,
el que cantó el cántico del Infinito en un gallinero,
el que oyó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? Ni en mí ni en nada.
Derrame la naturaleza su sol y su lluvia
sobre mi ardiente cabeza y que su viento me despeine
y después que venga lo que viniere o tiene que venir o no ha de venir.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos al mundo antes de levantarnos de la cama;
nos despertamos y se vuelve opaco;
salimos a la calle y se vuelve ajeno,
es la tierra y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, muchacha,
¡Come chocolates!
Mira que no hay metafísica en el mundo como los chocolates,
mira que todas las religiones enseñan menos que la confitería.
¡Come, sucia muchacha, come!
¡Si yo pudiese comer chocolates con la misma verdad con que tú los comes!
Pero yo pienso y al arrancar el papel de plata, que es de estaño,
echo por tierra todo, mi vida misma.)
Queda al menos la amargura de lo que nunca seré,
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico que mira hacia lo imposible.
Al menos me otorgo a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble al menos por el gesto amplio con que arrojo,
sin prenda, la ropa sucia que soy al tumulto del mundo
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas y no existes, y por eso consuelas,
Diosa griega, estatua engendrada viva,
patricia romana, imposible y nefasta,
princesa de los trovadores, escotada marquesa del dieciocho,
cocotte célebre del tiempo de nuestros abuelos,
o no sé cual moderna -no acierto bien la cual-
sea lo que seas y la que seas, ¡si puedes inspirar, inspírame!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco,
me invoco a mí mismo y nada aparece.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, la acera, veo los coches que pasan,
veo los entes vivos vestidos que pasan,
veo los perros que también existen,
y todo esto me parece una condena a la degradación
y todo esto, como todo, me es ajeno.)
Viví, estudié, amé y hasta tuve fe.
Hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por ser él y no yo.
En cada uno veo el andrajo, la llaga y la mentira.
y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste
(Porque es posible dar realidad a todo esto sin hacer nada de todo esto.)
Tal vez has existido apenas como la lagartija a la que cortan el rabo
Y el rabo salta, separado del cuerpo.
Hice conmigo lo que no sabía hacer.
Y no hice lo que podía.
El disfraz que me puse no era el mío.
Creyeron que yo era el que no era, no los desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
la tenía pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
estaba desfigurado.
Estaba borracho, no podía entrar en mi disfraz.
Lo acosté y me quedé afuera,
Dormí en el guardarropa
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo.
Voy a escribir este cuento para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice
y no encontrarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente:
Pisan los pies la conciencia de estar existiendo
como un tapete en el que tropieza un borracho
o la esterilla que se roban los gitanos y que no vale nada.
El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta y se instala contra la puerta.
Con la incomodidad del que tiene el cuello torcido,
con la incomodidad de un alma torcida, lo veo.
El morirá y yo moriré.
El dejará su rótulo y yo dejaré mis versos.
En un momento dado morirá el rótulo y morirán mis versos.
Después, en otro momento, morirán la calle donde estaba pintado el rótulo
y el idioma en que fueron escritos los versos.
Después morirá el planeta gigante donde pasó todo esto.
En otros planetas de otros sistemas algo parecido a la gente
continuará haciendo cosas parecidas a versos,
parecidas a vivir bajo un rótulo de tienda,
siempre una cosa frente a otra cosa,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan cierto como el misterio de la superficie,
siempre ésta o aquella cosa o ni una cosa ni la otra.
Un hombre entra a la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me enderezo a medias, enérgico, convencido, humano,
y se me ocurren estos versos en que diré lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarro la libertad de todos los pensamientos.
Fumo y sigo al humo con mi estela,
y gozo, en un momento sensible y alerta,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es el resultado de una indisposición.
y después de esto me reclino en mi silla
y continúo fumando.
Seguiré fumando hasta que el destino lo quiera.
(Si me casase con la hija de la lavandera
quizá sería feliz).
Visto esto, me levanto. Me acerco a la ventana.
El hombre sale de la Tabaquería (¿guarda el cambio en la bolsa del pantalón?),
ah, lo conozco, es Estevez, que ignora la metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta).
Movido por un instinto adivinatorio, Estevez se vuelve y me reconoce;
me saluda con la mano y yo le grito ¡Adiós, Estevez! y el universo
se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza 
y el Dueño de la tabaquería sonríe.


Álvaro de Campos - Fernando PESSOA 




No sé cuántas almas tengo 


No sé cuántas almas tengo.
A cada instante cambié.
Continuamente me extraño.
Nunca me vi ni me hallé.
De tanto ser solo tengo el alma.
Quien tiene alma no tiene calma.
El que ve es solo es lo que ve,
quien siente ya no es quien es.
Atento a lo que soy y veo,
ellos me vuelvo, no yo.
Cada sueño o el deseo
no es mío si allí nació.
Yo soy mi propio paisaje,
el que presencia su paisaje,
diverso, móvil y solo,
no sé sentirme yo donde estoy.
Así, ajeno, voy leyendo,
como páginas, mi ser,
sin prever eso que sigue
ni recordar el ayer.
Anoto en lo que leí
lo que creí que sentí.
Releo y digo: "¿Fui yo?"
Dios lo sabe, porque lo escribió.


Fernando Pessoa 


         Lourdes

jueves, 21 de noviembre de 2019

EL PSICOANALISTA, JOHN KATZENBACH





El psicoanalista 

Autor: John Katzenbach


N°de Páginas: 457

Editorial: Ediciones B 

Año de publicación: 2002

Género: Thriller psicológico 


Foto wikipedia 
John Katzenbach (23 de junio de 1950, Estados Unidos) es un escritor estadounidense. Su padre es el conocido político estadounidense Nicholas Katzenbach, y su madre Lydia Phelps es psicoanalista. Ademas de escribir, posee una larga trayectoria como periodista especializado en temas judiciales, y también ha trabajado en las adaptaciones al cine de sus novelas. El psicoanalista (2002), es una de sus obras más popular, y referente del thriller psicológico. Sus obras más conocidas son: Retrato de sangre (1987), Un asunto pendiente (1989), Juicio final (1992),  La  sombra (1995), Juegos de ingenio (1997), El psicoanalista (2002), La historia del loco (2004), El hombre equivocado (2006), El profesor (2010), Un final perfecto (2012), El estudiante  (2014) y Jaque al psicoanalista (2018).

Sinopsis
Feliz cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Así comienza el anónimo que recibe Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una tranquila vida cotidiana. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerla la existencia imposible.

Opinión Personal
Llevaba mucho tiempo queriendo leer esta novela que es todo un referente del thriller psicológico y no me ha decepcionado. Katzenbach sabe crear una atmósfera claustrófobica y agobiante, que hace que no puedas parar de leer.

El protagonista, Frederick "Ricky" Starks es un psicoanalista norteamericano que lleva ejerciendo su profesión desde hace más de 20 años en su consulta privada en el centro de Nueva York. El día de su 53 º cumpleaños encuentra en su consulta una carta de un psicópata que firma como Rumplestiltskin. Parece conocerle muy bien y sabe todas sus rutinas. Le propone un juego, tiene que adivinar su identidad en un plazo de 15 días o de lo contrario tendrá que suicidarse. Y en caso de que no quiera quitarse la vida, algún miembro de su familia sufrirá las consecuencias. Por supuesto no deberá contar nada a la policía.  Se pondrán en contacto, contestará a algunas preguntas, y le dará pistas (pueden ser falsas) por medio de unos anuncios en el periódico. Al principio no hace caso, no lo toma muy en serio, pero al comprobar que ha podido llegar hasta las taquillas del instituto de la hija de un sobrino, con el que no tiene mucha relación, empieza a darse cuenta de que Rumplestiltskin no parará hasta salirse con la suya, aunque para eso tenga que matar a gente inocente. Tendrá la visita de una atractiva mujer, Virgil, que dice ser enviada para ayudarle. También aparecerá un abogado, Merlín, que dice trabajar para una supuesta paciente que le acusa de abusos sexuales. Poco a poco su vida se va desmoronando. Aunque investiga entre sus antiguos archivos, buscando una posible negligencia con alguna paciente que busque venganza, siempre parece que van por delante de él, que saben sus pasos antes de que los dé. Pedirá ayuda a su profesor y mentor en la universidad, con el que trabajó y que además era su psicoanalista. Pero puede ser peligroso estar a su lado, y ayudarlo implica correr riesgos y poner en peligro su vida, todos a los que se acerca parece que terminan mal. Poco a poco lo va perdiendo todo. Su casa, su trabajo, su prestigio, sus cuentas bancarias...Su vida se convierte en una autentica pesadilla. 
El personaje principal, Ricky, va de menos a más a lo largo de la historia. Puede decirse que se va espabilando según avanza la novela, al principio le cuesta reaccionar y poco a poco irá pasando a la acción. Él, que estaba acostumbrado a estar atendiendo a sus pacientes tranquilamente desde su sillón, y que ha tenido una vida cómoda y sedentaria tendrá que pasar a la acción si quiere sobrevivir.
En un momento dado da un gran giro a la trama, cuando todo parece perdido aparece una luz al final del túnel. Sorprende el final.
Es una novela muy cinematográfica y aunque se adaptó al cine protagonizada por Liam Neeson no la he visto. 


Frases

"Tememos que nos maten. Pero es mucho peor que nos destruyan."


Esos libros contenían literalmente centenares de miles de palabras que diseccionaban clínica y fríamente las emociones humanas. De pronto comprendió que era probable que todos esos conocimientos no le sirvieran de nada.



Había algo de lo que estaba seguro: todo lo que había logrado en la vida era irrelevante.


En esencia su profesión se basaba más o menos en el concepto de que el tiempo sólo agrava las heridas de la psique. Reconduce estas heridas, pero nunca las cura.

Ricky recordó una ocasión en su época de universidad, sentado ante una mesa de póquer mirando a otro estudiante y sabiendo que, tuviera las cartas que tuviese, no bastarían para vencer a su adversario.

No se permitió reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la venganza, algo con lo que no estaba familiarizado en absoluto. 

"Un hombre sin pasado puede forjar cualquier futuro", pensó.

Era como si se encontrase atrapado en un sueño, en una de esas series de imágenes y acontecimientos inquietantes y tensos que ocupan el inconsciente y rayan en la pesadilla.

"Lo que no es lo que soy - se dijo -. Y lo que soy no es aún lo que puedo ser."

"Vive en libertad o muere". Por fin tenía algún sentido para él.

El psicoanalista es un thriller psicológico adictivo, de los que no puedes parar de leer. 


            Lourdes

miércoles, 13 de noviembre de 2019

TENGO EN MÍ TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO, JORGE DÍAZ

Tengo en mí todos los sueños del mundo 

Autor: Jorge Díaz 

N° Páginas: 523 págs 

Editorial: Plaza & Janes 

Año de Edición: 2016

Género: Novela histórica 



Jorge Díaz Cortés (Alicante1962) es un escritor y guionista de televisión español. Es Licenciado en Periodismo.  Ha participado en los guiones de muchas series de televisión, entre las que destacan Hospital Central, El don de Alba, Cita a ciegas, Acacias 38 o Víctor Ros. También ha dirigido programas como El club de los Listillos, o La noche  Prohibida. Ha impartido clases de guión en distintas universidades y masters. En el año 2009 publica su primera novela, Los números del elefante, en 2012 La justicia de los Errantes, más tarde Cartas a Palacio en 2014 y Tengo en mí todos los sueños del mundo en 2016, sobre el naufragio del barco Príncipe de Asturias. 

Sinopsis 
Gabriela sueña con Enriq, pero acaba de casarse con Nicolau, un hombre al que aún no conoce. Ni siquiera le han preguntado su opinión; entre su madre y el párroco han orquestado el matrimonio y entregado a Gabriela a un destino lejos de su hogar.

Giulio ha visto morir a todos sus compañeros en el frente austrohúngaro y, si ha logrado sobrevivir, es tan sólo por la esperanza de regresar a su pueblo en la Toscana y estrechar de nuevo a Francesca entre sus brazos. Raquel, por el contrario, ha conocido a muchos hombres, pero jamás ha estado enamorada. No es lo más conveniente para una artista de variedades como ella, que triunfa cada noche en el JaponésLa afilada pluma de Gaspar en el Heraldo de Madrid hace temblar a los poderosos. Lo bueno de su viaje a Buenos Aires es que le alejará de sus enemigos por un tiempo y, quién sabe, una gran historia podría cruzarse en su camino…

La guerra ha dejado viuda a Sara que, harta de vivir el largo invierno ucraniano sorteando el hambre y los pogromos, ha decidido creer en las promesas de un atractivo judío llegado de Argentina. Para empezar una nueva vida, sólo tiene que dejar de creer a los agoreros que le advierten de que Max no es trigo limpio.

El capitán José Lotina es un auténtico lobo de mar, un enamorado de su trabajo que se siente más seguro a merced de las olas que en tierra firme. Por eso no le abruma la responsabilidad de llevar a bordo del Príncipe de Asturias todos los sueños del mundo.

El 17 de febrero de 1916 —en plena Gran Guerra—, el Príncipe de Asturias, el barco más moderno y lujoso de la próspera naviera Pinillos, zarpó de Barcelona rumbo a Buenos Aires. Construido en los astilleros de Kingston, Inglaterra, contaba con todos los adelantos técnicos de su época, aprendidos de los errores que hicieron naufragar al Titanic cuatro años antes. Un barco invencible que se  hundió inexplicablemente la noche de carnaval frente a las costas brasileñas de Ilhabela, conociéndose a partir de entonces como el "Titanic español".


Inspirada en un hecho real, Tengo en mí todos los sueños del mundo recrea con maestría diversos hechos históricos como las vivencias de los desertores de la Primera Guerra Mundial, los matrimonios concertados entre jóvenes españolas y antiguos emigrados, la persecución de los judíos europeos o el tráfico ilegal de mujeres destinadas a vender sus cuerpos en burdeles de Latinoamérica.

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

(La tabaquería)

FERNANDO PESSOA 


Opinión Personal 

Tengo en mí todos los sueños del mundo es la segunda novela que leo de Jorge Díaz. Hace años leí Cartas a palacio y me encantó. Me ha pasado lo mismo con esta novela. Me ha encantado. Quieres saber como acaba, pero no quieres que se termine.
Está basada en un hecho real y se desarrolla en la misma época que Cartas a Palacio.  Podemos encontrar algún personaje que también aparecía en la anterior. En esta ocasión también nos cuenta una historia poco conocida, tan solo cuatro años después del hundimiento del Titanic tuvo lugar el del Principe de Asturias, el barco más lujoso y avanzado de la Marina mercante española de la época. Fue conocido como el Titanic español, y lo ocurrido quedó eclipsado por la Primera Guerra Mundial. Yo lo desconocía. 


Nadie se atreve a hacer comparaciones con el Titanic tras su funesto final, pero don Antonio Martínez de Pinillos está convencido de que su barco es mejor y más seguro que el buque inglés.


Aunque algunos de los personajes puedan coincidir con los reales, se trata de una ficción. Es una novela coral en la que encontramos una serie de personajes interesantes, con unas historias muy diferentes pero todos coinciden en el sueño de una vida mejor en Argentina y para llegar allí, en plena Guerra Mundial, la única posibilidad pasa por embarcar en el Príncipe de Asturias ya sea en primera o como polizón. Conoceremos la odisea personal de cada uno, y cualquiera de esas historias daría para una novela, te atrapan, te conmueven, te apasionan, y como si de un rompecabezas se tratara, terminaran encajando todas las piezas en el barco camino de Argentina. Aunque sabemos lo sucedido con el barco, desconocemos el futuro de los distintos personajes y eso hace que sea una lectura interesante y que enganche hasta el final. Cuenta con una estupenda labor de documentación, y una ambientación fantástica que nos muestra con fidelidad las costumbres de la época.

El capitán José Lotina será el responsable de llevar el Príncipe de Asturias hasta Argentina. Tiene pensado que sea su último viaje en esa ruta. Le abruma tanta responsabilidad. Se trata del barco más moderno y lujoso de la próspera naviera Pinillos, que zarpará desde Barcelona. Allí acudirán una serie de pasajeros de lo más variado y desde distintos puntos, no solo de  España, también otras partes de Europa


—¿Desde cuándo mi marido es tan pesimista? Antes solías decir que con el correo llevabas contigo todo el amor, toda la esperanza y todos los sueños del mundo a bordo.

—Eso pensaba… Pero ahora es distinto. Veo que nuestro mundo está en crisis. Es posible que ya no quede un lugar en el que los sueños se cumplan.


Llegarán para embarcar en el Príncipe de Asturias entre otros: 
Gabriela, joven mallorquina que está enamorada de Enriq, pero que se ha tenido que casar (por su bien) con Nicolau, un hombre mucho mayor que ella y al que no conoce. Él, vive en Argentina donde ha hecho fortuna y ha decidido casarse con una mujer joven de su pueblo. 

-Si tienes suerte, Nicolau te amará unos años, tendrá un par de  hijos contigo y después se cansará de ti. Tienes que tener que conseguir que cuando lo haya hecho te siga respetando. Muchas mujeres creen que eso se consigue dándoles placer en la cama, no es cierto. Debe verte como la madre de tus hijos, no como una cortesana. Las cortesanas siempre podrá buscarlas fuera, lo que sí tienes que ser es la que mejor eduque a sus hijos, eso no lo hace una vedete ni una barragana. No te preocupe en exceso que después tenga amantes, mejor para ti, así no tendrás que cumplir demasiado a menudo con tus obligaciones como esposa.

Desde el frente de la guerra y recorriendo muchos kilómetros desde su tierra, Italia, Giulio tiene la intención de viajar como polizón. Ha desertado por Francesca, su novia, para conocer el motivo por el que se va a casar con otro. 

En el frente nadie informaba a los soldados de que muchos civiles los ayudan a huir, de que no todos los italianos están de acuerdo con la propaganda oficial y no se sienten felices enviando a sus jóvenes a la guerra. La verdadera valentía no tiene que ver con los uniformes militares, los galones o los desfiles; tiene más valor cualquiera de los hombres y mujeres que le han auxiliado que todos los generales del ejército italiano juntos.

Debido a su pluma afilada, Gaspar Medina se ha creado un montón de enemigos, escribe una columna en el Heraldo de Madrid y donde no deja títere con cabeza. El viaje es una manera de poner tierra (o agua en este caso) de por medio. 

No debe dejarse matar porque la vida es lo único que se tiene y algo a lo que no se debe renunciar, aunque para ello haya que llevarse otras por delante.

Raquel triunfa desnudándose cada noche en el Japonés, ha tenido amantes, pero siente que su belleza no va a durar muchos años más y tal vez sea el momento de cambiar de aires. 
Sara, joven judía ucraniana, viuda, ve como su vida en su aldea no tiene futuro. Por eso acepta casarse con un desconocido, Max, que no parece ser de fiar y que llega reclutando mujeres para llevarlas a Argentina. Lo que no sabe es que trabaja para la mafia y tiene intención de venderla para que trabaje en un prostíbulo, como a las demás. 

No puedo seguir encerrada en la miseria de la aldea existiendo todas esas maravillas alrededor, hay que aprovechar cualquier posibilidad  para salir y contemplarlas.


También viajarán en el barco unas estatuas que España regalará a Argentina, y que Eduardo Sagarmín, amigo personal del rey Alfonso XXIIIentregará en su representación, en la toma de posesión del nuevo presidente. De las estatuas dicen que están malditas, y traen mala suerte.

Cada capítulo comienzan con una columna de Gaspar Medina en el Heraldo de Madrid, donde comentará las noticias del momento y conoceremos la situación política del país, desde su crítica y afilada visión de la actualidad.

Tengo en mí todos los sueños del mundo es una estupenda novela coral que retrata la España de la época, con unas historias que te atrapan, te conmueven, te apasionan y en la que todos de alguna manera han puesto todos sus sueños en empezar una nueva vida embarcando en el Príncipe de Asturias.


               Lourdes