¿Dónde están los límites en una investigación? Regresa la familia de detectives más cercana y popular de la novela policiaca.
Nora se ha incorporado a la agencia de la familia, Hernández Detectives, tras su misteriosa desaparición, de la que se resiste a hablar. Mientras, los Hernández siguen ocupándose de algunos casos rutinarios. Hasta que un día solicita sus servicios un matrimonio que quiere saber por qué se suicidó su hija adolescente. Esa investigación va a cambiar la vida de los Hernández para siempre. Mateo, el padre y director de la agencia, asigna el caso a Marc, quien, gracias a las brillantes intuiciones de Lola, la madre del clan, averiguará que la chica llevaba una doble vida. Los padres de la muchacha, avergonzados, retiran el encargo, pero los Hernández no quieren detenerse; no sospechan el precio que pagarán por llegar demasiado lejos en la búsqueda de la verdad. Una novela trepidante, por la aclamada autora de Un asunto demasiado familiar.
El caso que culmina la trilogía protagonizada por la saga de Hernández Detectives.
Han pasado varios años desde que los Hernández, detectives en el barrio de Sant Andreu, tuvieron que cerrar su agencia. El mundo ha cambiado y la familia se ha disgregado: Mateo, el padre, trabaja en unas oficinas en la parte alta de Barcelona; Amalia, en una empresa especializada en seguridad, y Nora, que siempre quiso llevar una vida tranquila, da clases en una academia nocturna. Aunque no lo reconozcan, han compartido muchos casos en el pasado, algunos muertos y, por más que quieran evitarla, alguna cuenta pendiente, que Lola, la matriarca, les recuerda. También para que irremediablemente vuelvan a reunirse, y actúen juntos. ¿Abrirán de nuevo la agencia? Nuestros muertos es la esperada y brillantísima continuación de Un asunto demasiado familiar y Los buenos hijos, una serie policiaca que cuenta además la historia de una familia disfuncional. Secretos que se callan, la convivencia con algunas enfermedades mentales, y sobre todo la inteligencia para resolver asuntos muy actuales, se entremezclan en una parte muy reconocible de la Barcelona de nuestros días.
Como siempre digo, cuando se trata de una serie, es fundamental leer las novelas en orden. Solo así se puede seguir adecuadamente la evolución de los personajes y las complejas relaciones que los unen. En este caso, los protagonistas forman parte de una familia muy particular que regenta una agencia de detectives. Cada miembro tiene una personalidad bien definida, y las dinámicas entre ellos (a veces tensas, otras entrañables) aportan una gran riqueza a la trama.
Lo que más me ha gustado de esta trilogía es la mezcla de misterio e intriga con las emociones familiares, las heridas del pasado y los conflictos no resueltos. La autora consigue mantener el interés en cada entrega, combinando casos bien construidos con la evolución interna de los personajes.
El estilo es ágil, directo y muy visual, lo que facilita una lectura fluida y envolvente. Además, el tono tiene un equilibrio muy acertado entre el drama y el humor, lo que hace que las historias resulten cercanas y creíbles.
En resumen, una trilogía muy recomendable para quienes disfrutan de las novelas de detectives con un fuerte componente humano. Personajes con aristas, tramas bien hiladas y una ambientación que engancha desde el principio.
Ya lo decía Lola, "no puede haber bien dentro del mal".
- Es que si conoces todos los secretos de la gente, no podrás quererla.
Las novelas y las películas dicen que los detectives no deben casarse y, aun menos, tener hijos porque se ablandan. No era cierto, su familia, su afán por cuidar de ella, habían canalizado el salvajismo de juventud, lo había hecho sólido, quizás duro. Los que ablandaban el cuerpo y el espíritu eran los años y los achaques.
Los habían educado en las creencia de que solo eran buenos hijos si eran los mejores, y los mejores se determinan en comparación con otros. Todos los hijos quieren ser buenos hijos.
Cuando eso acabara, el dolor mostraría su verdadera cara, la conciencia de la desaparición, de la ausencia irreparable.
"No es bueno que los detectives aparezcan en las noticias"
La muerte también es eso, la imposibilidad de reparar los errores.
Si te gustó Un asunto demasiado familiar, no te pierdas Los buenos hijos, ni Nuestros muertos.
Lourdes
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