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sábado, 31 de diciembre de 2022

MUERTE DE UNA HEROÍNA ROJA, QIU XIAOLONG

Muerte de una heroína roja

Serie Inspector Chen Cao (I)

Qiu Xiaolong

N º de páginas: 554

Editorial:BOOKS4POCKET

Año de publicación: 2000 - 2006

Género: Novela policíaca 

Premio Anthony mejor novela 




QIU XIAOLONG (Shanghai, China, 1953). Se inició en el idioma inglés de forma autodidacta, pasando a estudiar literatura anglo americana en la universidad. Viajó a Estados Unidos en 1988, donde se quedó por razones políticas. Ha colaborado en diversas revistas y es profesor de literatura china en la Universidad de Washington.

Su obra es del género de misterio policíaco, desarrollándose normalmente en China. Ha traducido al chino prosa y poesía de lengua inglesa. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas, y ha obtenido algunos premios literarios. Muerte de una heroína roja fue nominada a los Premios Edgar Allan Poe y ganadora de los Premios Anthony como mejor novela.


Sinopsis

Muerte de una heroína roja es mucho más que una historia de detectives. Es un elegante retrato de la verdadera vida en la China hoy, llena de contrastes y contradicciones, dividida entre las tentaciones capitalistas y la hegemonía tambaleante del Partido. Una radiografía sutil de la China de la transición, captada a través de una multitud de historias particulares, y una apasionante inmersión en la historia, la cultura, la tradición poética y gastronómica, y la vida cotidiana de la sociedad china.

Opinión personal

No conocía a Qiu Xiaolong, y tengo que confesar que lo encontré buscando a un autor con un apellido que empezara en X, para el Reto autores de la A a la Z (aquí) Me ha parecido muy interesante leer una novela policíaca china. Conocer las costumbres y tradiciones, los problemas a los que se enfrentan dada la situación política del país. La falta de libertades, como El Partido domina la vida de todos, aunque siempre hay categorías como bien podemos ver. Es la primera de una serie interesante y que tengo intención de continuar.

Es una novela policíaca lenta, pero muy interesante por el retrato que hace de la sociedad china. 

Estamos en Shanghai en el año 1990. Han encontrado el cadáver de una mujer. Se trata de una joven trabajadora modelo de rango nacional de los grandes almacenes Número Uno. Su nombre, Guan Hongying, Heroína Roja. Era miembro del Partido. Y parece que tenía una doble vida. Por supuesto, el Partido estará pendiente de todos los pasos que de la policía.

El encargado de la investigación será el inspector jefe Chen Cao, responsable de la Brigada de asuntos especiales de la División de Homicidios del Departamento de Policía de Shanghai, un policía diferente, ya que es poeta y me ha encantado. 


¿Cómo un hombre que atrapa a asesinos también pretende atrapar a las musas?


A él, un inspector jefe soltero de treinta y cinco años, lo vigilaban permanentemente. Tenía que vivir de acuerdo con su cargo.


En la investigación le ayudará el inspector Yu Guangming. También es un personaje interesante Wang Feng, joven, inteligente y atractiva, reportera del Wenhui, uno de los periódicos más influyentes del país, y amiga de Chen Cao. Y su amigo Lu, alias Chino de ultramar, es de lo más peculiar.

A la vez que avanza la investigación vamos conociendo la vida de los protagonistas, la influencia de la política y del Partido en la vida de todos. Conoceremos como es la vida en el Shanghai de los años 90, bajo el régimen de Deng Xiaoping


La justicia era como las bolas de colores en las manos de un mago: cambiaba de tonos y formas a la luz de la política.


Política, misterio, intriga, investigación, corrupción, poesía, filosofía, amor, amistad, compañerismo, costumbres y cultura china. Todo eso y más encontraremos en esta novela, distinta a lo que estamos acostumbrados. Tal vez como ya he dicho antes, un poco lenta, ya que nos va explicando cómo es la vida en el país.


El Partido alababa a aquellos míticos modelos comunistas que debían servir de ejemplo al pueblo: dar y no tomar, contribuir y no quejarse, conformarse y no crear problemas. Sin embargo, después de la Revolución Cultural, y sobre todo finalizado el verano de 1989, muy pocos creían de verdad en la propaganda ortodoxa.


Los chinos se quejaban de muchas cosas por aquellos días. Se lamentaban de la corrupción, del desempleo, de la inflación, de la escasez de vivienda, de los atascos y de otros asuntos por el estilo, pero ninguno de sus problemas estaba relacionado directa o indirectamente con Guan.


Frases

"Nada se puede contra lo que diga la gente", pensó el inspector jefe Chen.


Cuando uno se esfuerza mucho en una tarea, ésta comienza a formar parte de uno mismo, aunque no sea agradable y se sepa que no es del todo real.


El punto final de toda una vida, otra más en la historia del pueblo chino: trabajar duro, recibir poco, no quejarse y sufrir mucho.


—Bueno, como dice el viejo refrán —advirtió Chen— "Los enemigos se encontrarán en un sendero estrecho".


"Sé un hombre honrado para que puedas gozar de un sueño apacible. / Realiza una buena obra que llegue a oídos del Cielo".


—Bueno, si no ha hecho nada malo, no tendrá que preocuparse si viene el diablo a llamar a su puerta por la noche.


Muerte de una heroína roja  es la primera entrega de una interesante serie ambientada en la República Popular China de principios de los años 90.


               Lourdes

martes, 31 de diciembre de 2019

NACER MUJER EN CHINA, XINRAN XUE

Nacer mujer en China

Autora: Xinran Xue

Nº de Páginas: 248 págs.

Editorial: EMECE

Año de Publicación: 2003

Género: Testimonio, Feminismo

 http://www.heroinas.net/2012/06/xinran-xue.htm



Xinran Xue (Pekín, República Popular China, 1958) escritora y periodista inglesa de origen chino, es conocida por su libro Nacer mujer en China (2003) en el que relata varias historias de mujeres a lo largo de la historia del país asiático. Reside en Londres desde 1997. También es autora de En las montañas sagradas (2005), Generación Mao (2009) y Las hijas del Yang-tsê (2011).

Sinopsis 
Un revelador testimonio sobre el día a día de las mujeres en China. En 1989, con los primeros indicios de apertura del régimen comunista chino, la periodista Xinran Xue inició un programa radiofónico en el que invitaba a las mujeres chinas a hablar de sus experiencias personales. El libro es una recopilación de esos testimonios, tanto de las esposas privilegiadas de los líderes del partido como de las mujeres de los campesinos.

Opinión Personal 
He leído este libro gracias al reto de la A a la Z. Tengo que decir que es una lectura que no deja indiferente, es imposible no emocionarse ante tanta desgracia, tantas penas, tanta represión y tanta injusticia. 

Testimonios reales sobrecogedores contados por las propias mujeres  (o por familiares directos) víctimas de abusos de todo tipo, mujeres obligadas por el partido a casarse, violaciones y malos tratos consentidos por familiares y autoridades, mujeres víctimas también de la ignorancia, de las tradiciones y las supersticiones, oprimidas por el régimen que controla todo y que amordaza a todos. 
Xinran es periodista, trabajaba en la radio en China

Con «Palabras en la brisa nocturna intenté abrir una pequeña ventana, un minúsculo agujero, en el que la gente pudiera permitir que sus almas se desahogaran y respiraran después de la  atmósfera cargada de pólvora que habían soportado durante los últimos cuarenta años.   


El éxito de mi programa dio lugar a grandes alabanzas. La gente se refería a mí como a la primera locutora que osaba «levantar el velo» de las mujeres chinas, la primera periodista de temas femeninos que se atrevía a hurgar en la verdadera realidad de sus vidas. La emisora de radio me había promocionado y yo había conseguido un considerable número de patrocinadores financieros. También logré, por fin, crear un programa de «línea caliente» y recibir llamadas de los oyentes en directo.

Las llamadas a mi línea caliente me llegaban a través de la controladora de emisión, que manejaba el mecanismo temporizador. Éste le ofrecía diez segundos para decidir si una llamada era inapropiada para ser emitida y suprimirla sin que se dieran cuenta los oyentes.


Cuando Xinran empezó con su programa Palabras en la brisa nocturna (en la década de los 80) recibía más de 100 cartas diarias y necesitó la ayuda de 6 estudiantes para poder leerlas y atender todas. Estaban escritas en su mayoritaria por mujeres que le contaban sus historias, de distintas realidades sociales, culturales y profesionales muy diversas. Son unos testimonios conmovedores e impactantes. Decidió entrevistarse con algunas de ellas, que le contaran sus vivencias y sus costumbres, conocer las realidades de las mujeres de los últimos 40 años de una sociedad tan conservadora y con tantas tradiciones, desde la venta de hijas, matrimonios concertados, malos tratos y violaciones, abusos a la hija por parte del padre consentidos por la madre, todo tipo de abusos por parte de los Escoltas Rojos durante la Revolución Cultural...


Incluso si consigues tener acceso a sus hogares y a sus memorias, ¿realmente crees que serás capaz de juzgar o modificar las leyes según las cuales viven sus vidas? Además, ¿cuántas mujeres se avendrán a renunciar a su amor propio para hablar contigo? 

En esta familia no tengo los derechos de una esposa, ni la posición de una madre. Mi marido dice que soy como un desteñido trapo gris, que no sirve para hacer unos pantalones, ni para cubrir la cama, ni siquiera para ser usado como trapo de cocina. Sólo sirvo para que los demás se limpien el fango de los pies en mí. Para él, mi única función es servir como evidencia de su “simplicidad, diligencia y carácter correcto” a la hora de conseguir un ascenso en la oficina. 

Éstas fueron sus palabras, Xinran, me las dijo a la cara.
Te preguntarás por qué creo haber perdido la posición de madre. Los niños me fueron quitados al nacer y fueron enviados a la guardería del ejército. El Partido decía que podrían afectar el trabajo del “comandante”, su padre, al igual que muchos de los niños de la mayoría de los soldados de entonces. Y mientras otras familias podían ver a sus hijos una vez por semana, nosotros estábamos casi siempre alejados de ellos, y sólo los veíamos una o dos veces al año.
Si mi propio marido no me veía como alguien digno de respeto, ¿qué posibilidad iba a tener con los niños? Ellos nunca creyeron que yo fuera digna de nada.

Incluso Xunran fue apartada de sus padres cuando era pequeña. Después de conocer 
 las penas, las vidas destrozadas y rotas de tantas mujeres chinas, decidió que tenia que contarlo, pero no podía hacerlo en su país y decidió ir a Londres para poder contarlo en libertad.

Yo fui enviada a vivir con mi abuela al mes de haber nacido. En total, he vivido con mi madre menos de tres años. No recuerdo un solo cumpleaños en el que estuviera toda la familia junta.


En agosto de 1997 abandoné China para trasladarme a Inglaterra...
Sentí que necesitaba respirar nuevos aires: saber cómo era vivir en un país libre...
Había subido al avión con la idea de que tal vez podría encontrar la manera de describir la vida de las mujeres chinas a la gente de Occidente...
Tendría que retroceder en mi memoria para recuperar todas las historias que había recogido a lo largo de los años. Tendría que revivir las emociones que había sentido al escucharlas por primera vez, y tendría que encontrar las mejores palabras para describir toda la miseria, la amargura y el amor que habían expresado todas aquellas mujeres.

Volví a llorar cuando saqué la pluma para poner por escrito las experiencias de aquellas madres. Me resulta muy difícil comprender su coraje. Todavía están vivas. El tiempo las ha llevado al presente, pero cada minuto, cada segundo que han vivido, han luchado con imágenes que les ha dejado la muerte; y cada día y cada noche han soportado el doloroso recuerdo de haber perdido a sus hijos.

Frases 
Una muchacha había estado en peligro y, a pesar de ello, su rescate se consideraba «una manera de agitar al pueblo y de drenar las arcas del Estado». ¿Qué valor tenía entonces la vida de una mujer en China?

..recordé algo que un compañero periodista me había contado en una ocasión: los lugares más sucios del mundo no son los retretes ni las cloacas, sino las fábricas de alimentos y los comedores. 

«la vida y la muerte están separadas por un hilo». 

Una buena mujer china está condicionada para comportarse de una manera dulce y sumisa, y se llevan este comportamiento a la cama. El resultado es que sus maridos acaban diciendo que no tienen atractivo sexual y las mujeres se someten a la opresión, convencidas de que es culpa suya. Tienen que soportar el dolor de la menstruación y de los partos, y trabajar igual que los hombres para mantener a sus familias cuando sus maridos no ganan suficiente dinero...De todos modos, a los ojos de los hombres, no existe la buena mujer.

—Los hombres quieren a una mujer que sea una esposa virtuosa, una buena madre capaz de hacerse cargo de todas las tareas domésticas, como una criada. Fuera del hogar debe ser atractiva y cultivada, y debe honrarlo. Y en la cama debe mostrarse como una ninfómana. Y lo que es más: los hombres chinos también necesitan a sus esposas para administrar sus finanzas y ganar un montón de dinero para que ellos puedan mezclarse con los ricos y poderosos.

«Un león hambriento se comerá un conejo si no hay nada mejor, pero en cuanto haya dado buena cuenta del conejo lo abandonará para cazar una cebra…». Lo realmente trágico es que haya tantas mujeres que acepten que los hombres las juzguen como «malas mujeres».


Dicen que “las mujeres valoran los sentimientos, los hombres la carne”. Si esta generalización es cierta, ¿por qué casarse? Las mujeres que permanecen al lado de sus maridos infieles son estúpidas.

Cuando los hombres han bebido, suelen sacar a colación una batería de definiciones de la mujer. Las amantes son «peces espada» sabrosas pero de espinas afiladas. Las «secretarias personales» son «carpas», cuanto más las guisas mejor sabor tienen. Las mujeres de otros hombres son «peces globo japoneses», probar un bocado podría significar tu fin, aunque arriesgar la vida es motivo de orgullo.
—¿Y qué dicen de sus propias esposas?
—Bacalao salado.
—¿Bacalao salado? ¿Por qué?
—Porque el bacalao salado se conserva durante mucho tiempo. Cuando no hay otra comida, el bacalao salado resulta barato y práctico, y con un poco de arroz es todo un plato… 

En los años treinta, cuando las mujeres occidentales ya estaban reclamando la igualdad entre los sexos, las mujeres chinas apenas habían empezado a poner en duda la sociedad dominada por los hombres, pero ya no estaban dispuestas a que les vendaran los pies, o a aceptar los matrimonios concertados por sus padres. De todos modos, las mujeres chinas desconocían los derechos y obligaciones de su sexo, y no sabían cómo hacer para ganarse un mundo propio. 

—¿Qué clase de país era éste en 1976? Una ciudad había quedado en ruinas y habían muerto trescientas mil personas, pero nadie lo sabía. ¡Qué país tan atrasado era China entonces! Creo que si hubiéramos sido un país más avanzado se hubiera podido evitar la muerte de muchas personas. 


Algunos soldados gritaban como locos mientras cavaban, porque oían gemidos y gritos de ayuda entre los escombros. ¿Cuánto podían hacer sólo con sus manos? Los equipos de rescate pesados no podían llegar a la ciudad porque las carreteras estaban destrozadas. ¿Cuánta gente murió esperando que la rescatasen?

Hay quien dice que el tiempo cura todas las heridas, pero a mí no me las ha curado.


—Nosotros decimos: «En casa, cree en tus propios dioses y haz lo que te plazca; fuera, cree en el Partido y ándate con cuidado con lo que haces». Pero no me gustaría que nadie se enterara de lo que acabo de decir. No quiero que vuelvan a crearme problemas a mi edad.


En aquel tiempo, las mujeres obedecían las “Tres Sumisiones y Cuatro Virtudes”: sumisión a tu padre, luego a tu marido, y después de su muerte, a tu hijo. Las virtudes eran fidelidad, encanto físico, hablar y actuar correctamente y ser diligente en los trabajos de la casa. Durante miles de años las mujeres fueron educadas en el respeto a los ancianos, enseñadas a obedecer a sus maridos, a vigilar el fuego del hogar, a hacer los trabajos de costura, y todo ello sin siquiera salir de casa. Que una mujer pudiera estudiar, leer y escribir, discutir asuntos de estado como los hombres e incluso darles consejos, era una herejía para la mayor parte de los chinos de la época.

Criarse durante la Revolución Cultural siendo niña significaba estar rodeada de ignorancia, locura y perversión... Cuando sus cuerpos maduraban, las muchachas eran víctimas de agresiones indecentes y violaciones; muchachas como Hua’er, que fue violada por la «revolución»; la mujer del contestador automático que fue descasada por el Partido; o Shilin, que nunca sabría que ya era una mujer adulta. Los perpetradores de estos crímenes fueron sus profesores, amigos, incluso padres y hermanos, que perdieron el control sobre sus instintos animales y se comportaron de la manera más vil y egoísta de la que es capaz un hombre.




Nacer mujer en China recoge una serie de desgarradores testimonios de mujeres, ocurridos durante la Revolución Cultural China. 


                 Lourdes