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lunes, 15 de marzo de 2021

FIERRO, FRANCISCO NARLA

Fierro

Autor: Francisco Narla

Nº de páginas: 384

Editorial: Edhasa

Año de publicación: 2019

Género: Novela Histórica



Francisco Narla (Lugo, 1978), es escritor y comandante de línea aérea. Ha publicado novela, relatos, poesía, ensayos técnicos y artículos. Como conferenciante, ha participado en diferentes foros, como centros universitarios o programas de radio y televisión. 

En 2009 publica su primera novela, Los lobos del centeno, reeditada revisada e ilustrada en 2019. En noviembre de 2010 ve la luz su segunda obra de ficción, Caja negra, reeditada en 2015 y traducida a varios idiomas. En 2012 nos sorprendió con Assur, con la que recibe el aplauso del público y conquista las listas de los más vendidos. Y al año siguiente nos presenta Ronin, que le consagró como uno de los más versátiles y talentosos escritores de novela histórica de nuestro país, género que ha continuado en sus siguientes novelas. Donde aúllan las colinas (2016, reseña aquí). En 2018 gana el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas con la obra Laín. El bastardo (reseña aquí). Tras el éxito, tanto en ventas como en críticas, de Laín, Francisco Narla presenta en 2019 su nueva novela, Fierro

Sinopsis

EN LA FRONTERA NO HAY MÁS LEY QUE EL HIERRO 

Lo llamaban Fierro. Y era mentira. La verdad era su pasado y el pasado, una condena que prefería olvidar. No tenía nada, ni siquiera futuro. Por eso vivía en la frontera, un pedazo incierto de tierra olvidado por todos, un lugar maldito donde moros y cristianos sembraban muerte a su antojo. Su único consuelo eran las colmenas. A ella, perdida en aquel amargo pasado, siempre le gustó la miel.
Ahora ese pasado cabalga de nuevo hacia él; con la espada al cinto, dispuesto a atormentarlo. Una vez más. Y, cuando su antiguo compañero de armas lo encuentra, sabe que no tiene escapatoria. La guerra se cruza de nuevo en su camino. Se prepara la batalla más grande jamás contada y él marcará la ruta. Lo hará por una única razón: ella. Como antes, como siempre, él será el atajador de los ejércitos de Castilla. Y su única esperanza estará en manos de un enemigo…
Ésta es la historia de un hombre; uno cansado, blasfemo y solitario. Un hombre acabado, sin esperanza y, pese a todo, un valiente. Un atajador en la frontera, en tiempos de la Reconquista.
Recordarás su nombre.

Opinión personal
La primera novela que leí de Francisco Narla, hace ya unos cuantos años, fue Assur y me gustó mucho. Después vinieron Laín. El bastardo. Donde aúllan las colinas, y ahora Fierro. Como me gustó tanto la primera, cada vez que tengo la oportunidad de leer una de sus novelas no me lo pienso y enseguida va a la lista de libros que quiero leer, es una apuesta segura y no me defrauda.

La novela nos llevará a principios del siglo XIII y a finales del XII cuando recuerda su pasado. Al protagonista lo conoceremos como Fierro. Descubriremos su pasado poco a poco, a la vez que su presente hasta completar la historia del protagonista, un atajador de la frontera. Pero también nos introduce en unos hechos reales y batallas de nuestra Historia.
La novela está dividida en tres partes que ha llamado Cantares: el primer cantar es El sitio de Alarcos, el segundo es La sombra del lince y el tercer cantar es Las Navas de la Losa

La novela empieza así:

Lo llamaban Fierro. Y mentían.
Su verdadero nombre era agua pasada. Y allí el pasado se pagaba caro.
En la frontera no se preguntaba, las respuestas tenían la maldita costumbre de ser tajos de un palmo que aireaban las tripas. Era un pedazo indeciso de tierra maldita. Un erial dejado de la mano de Dios donde se condenaban los que no tenían otra elección: la frontera o el infierno. Allí acababan los desahuciados, los ilusos, los que escapaban de la horca y un puñado de malnacidos que, en lugar de ganárselo, robaban el pan. En la frontera se refugiaban los desechos de aquella guerra interminable.
Y él era uno de ellos.

A Fierro lo describe ya mayor, aunque también conoceremos al Fierro de joven y enamorado. Porque además de todo lo que podemos encontrar en esta historia, traición, venganza, honor, deber... encontraremos una gran historia de amor.

Espigado y curtido. Un manojo de cordeles tiesos. De guedejas canas y barba revuelta. Con ojos azules, clareados por los años y el miedo. Renqueaba y, para caminar, se ayudaba de una vara. Cuando amenazaba tormenta, se le arredraban los huesos. Y tenía la impenitente manía de sacudirse las calzas a todas horas.
Además, se hacía viejo. Lo acompañaba un chucho de mil leches con algo de bodeguero y mucho de sarnoso. Un animal sin gracia cuya única virtud era la lealtad de su mirada. 

Resolvió que no había por qué inquietarse. Al fin y al cabo, él ya estaba muerto para los suyos.
Y se equivocó.
Su pasado cabalgaba hacia él. Con la espada al cinto. Escupiendo maldiciones.


En el pasado Fierro fue atajador, aunque ahora se encuentra apartado y trabajando de melero. Los atajadores eran grandes conocedores del terreno, buscaban los mejores lugares para pasar un río o para asentar un campamento, una especie de exploradores que se arriesgaban cruzando la frontera continuamente para encontrar el lugar más adecuado para asentar a las mesnadas antes de enfrentarse en la batalla. Papel importante el de los atajadores, aunque nadie hable luego de ellos y no sean los héroes de los que hablan los juglares. 

A eso se habían dedicado. A jugarse el pescuezo por delante de las mesnadas para informar de los mejores lugares para acampar, de los vados en los ríos, de los campos de abastecida. Atajadores. De entre todos los hombres de las milicias y fonsados, los más locos; o los más valientes. Los que se echaban a territorio enemigo a pecho descubierto para que reyes y obispos, con sus nobles culos bien a salvo en la retaguardia, decidieran cómo jugarse la vida de los hombres que luchaban en su nombre.

—¿Y quién fue el espabilado que dijo que éste era un trabajo fácil?

Otros hubieran salido por pies. Pero él era atajador y no le arredró meterse en aquel avispero. Ése era su negocio, moverse bajo los hocicos del enemigo. Y prefería morir intentándolo que olvidar la afrenta.

No fue cuestión de fuerza, no fue cuestión de valor. No se trato de algo al alcance de los héroes a quienes cantaban los trovadores. Fue sólo gracias a su empeño.


Una época en la que los distintos reinos cristianos luchaban entre sí y contra un enemigo común, los musulmanes. Trascurre la acción en una tierra fronteriza que tan pronto es cristiana como musulmana. Entraremos de lleno en plena Reconquista, en el 1212, año de la famosa batalla de Las Navas de Tolosa que encontraremos en la parte final de esta novela. Los distintos reyes, Alfonso de Castilla, Sancho de Navarra, y Pedro de Aragón (solo faltó el rey de León), nobles, caballeros, las órdenes militares de Santiago, Templarios, Hospitalarios y Calatravos se dieron cita contra el infiel, también mercenarios y villanos. Muchos de los personajes, las batallas y también las traiciones son reales. Nos encontramos con la rivalidad entre los Castro y los Lara, la traición y el horror de la derrota del rey castellano en Alarcos (1195), (el traidor existió realmente, Pedro Fernández de Castro), la caída del castillo de Salvatierra (1211) y la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) una de las más importantes de la Reconquista. Y que podemos vivir en una magnífica recreación. 

Aquí cada cual ha calentado siempre su sopa y por eso esta condenada guerra no acaba nunca, porque, en lugar de pelear todos contra el moro, cada quien mira por su ombligo... El oro dobla voluntades como el viento las junqueras.

El Miramamolín es hijo de Al-Mansūr, el mismo que vestía y calzaba, «el honroso» le decían, quien logró que a vuestro rey Alfonso se le aflojaran las tripas... es hijo de quien se enfrentó con el rey Alfonso en Alarcos... Aunque, para su vergüenza —alzó su manaza—, también es hijo de cristiana. De cristiana convertida, para más señas. Una esclava a la que dieron el nombre de Zahar y que no fue manumitida hasta que se convirtió en la madre del heredero. Y de ahí le vienen, dicen, los ojos azules y las barbas rubias que peina.


—Se le han revuelto las aguas y no quiere una campaña larga. Ya ha esperado todo el invierno; estará impaciente como novicio en putiferio. Si no se apura, se arriesga a una rebelión. Y ese infiel quiere mandarnos al infierno a todos, quiere su gran lid. Quiere ser recordado no como el hijo de una esclava, sino como el gran vencedor. Ese hideputa bebe vientos de grandeza. Él lo ha dicho —insistió, señalando al judío—, quiere seguir los pasos de Almanzor.


Con una estupenda documentación, con Fierro volvemos al pasado y viviremos unos sucesos históricos importantes, muy bien recreados como son la derrota de Alarcos, y la batalla de Las Navas, de manera que hasta puedes sentir el miedo de las gentes del pueblo y de los soldados que luchaban muchas veces cuerpo a cuerpo durante horas, en unos combates de violencia desmedida, con muy pocas posibilidades de salir con vida y enteros. 

Enconada a más no poder, la batalla no se decantaba a un lado o al otro. Sólo ganaba la muerte. La muy puta sólo se tomaba un respiro si tenía que afilar la guadaña.


Rendirse era el amor de los cobardes. Y él nunca había sido un cobarde. Seguiría luchando hasta el último aliento. Hasta que no fuera capaz de sostener el estoque. Seguiría luchando incluso cuando ya no hubiera esperanza. Como siempre.

No era el más valiente. Tampoco el más espabilado. Sólo un tipo que jamás se rendía.


—Al demonio le gusta jugar a los dados...


Lo peor fueron los sueños inquietos. Porque los sueños eran venganza de los recuerdos.


Todo por la fe, todo por la cristiandad. Muerte y gloria en nombre de Dios. Y habrían salido dispuestos a enfrentarse a un inmenso ejército.


Porque sabía que, unos y otros, cristianos y moros, no eran más que títeres en manos de reyes y califas.

Fierro es un hombre atormentado, al que le persigue su pasado. Vivió un gran amor. Podemos encontrar venganza, traición, lealtad, honor, pero en el fondo es ese amor lo que le mueve a vivir esta última aventura en un intento de redimirse. Por ella, todo por ella.


Tengo que decir que me ha gustado mucho la novela. También que hay algo que me ha sorprendido una barbaridad, no me esperaba para nada, y no puedo dejar de mencionar, que en un momento dado  mencionara el pueblo donde vivo, Cella, muy cerca de Teruel capital. Cella forma parte del Camino del Cid. Es en Celfa la del Canal donde, según el Cantar, el Cid espera a los refuerzos necesarios para la conquista de Valencia. La llaman así, Celfa la del Canal por su Pozo Artesiano uno de los más grandes y profundos del mundo. La fuente de Cella está catalogada como Bien de Interés Cultural desde 1983.






Muchos años atrás, cuando la barba le crecía por parroquias y las cicatrices aún estaban por venir, en una cabalgada no lejos de Cella, a la que llamaban del Canal, había presenciado algo que nunca había contado a nadie.

Fierro es una gran novela histórica llena de aventuras y en la que también podemos encontrar una gran historia de amor.

           Lourdes

viernes, 31 de enero de 2020

LA PESTE, ALBERT CAMUS

La peste

Autor: Albert Camus


Nº de Páginas: 285


Editorial: Edhasa


Año de Publicación: 1947


Género: Narrativa Contemporánea 





Albert Camus (Mondovi, Argelia francesa, 7 de noviembre de 1913 - Villeblevin, Francia, 4 de enero de 1960) es uno de los escritores franceses más importantes del siglo XX.  Fue periodista, dramaturgo,  ensayista y narrador, quizá lo más influyente de su obra sean los ensayos El mito de Sísifo  (1942), Cartas a un amigo alemán (1945)  Verano (1954), las obras teatrales El malentendido (1944) y Calígula (1945), y las novelas El extranjero (1942), La peste (1947) y El primer hombre (publicada póstumamente). Obtuvo en 1957 el Premio Nobel de Literatura. Tres años después murió en un accidente automovilístico en Villeblevin (Francia) el 4 de enero de 1960.


Sinopsis
La peste narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, lo cual pone de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro: sus miedos, traiciones, individualismo, pero también la solidaridad, la compasión, el espíritu de colaboración con el prójimo en tareas comunes... Novela apasionante, de gran densidad de pensamiento y de profunda comprensión del ser humano, se ha convertido en uno de los clásicos más indiscutibles de la literatura francesa de todos los tiempos y en uno de los más leídos. 

Opinión Personal

Un protagonista anónimo  (hasta el final no sabremos de quien se trata) será el narrador de lo ocurrido, contado como una crónica con un lenguaje sobrio y conciso. 

En la ciudad argelina de Orán, a mediados del siglo XX aparece una extraña plaga de ratas. Días más tarde todo el mundo habla de una autentica invasión de estos animales. Poco después los habitantes de la ciudad empezarán a inquietarse al ir apareciendo una serie de pacientes con una enfermedad que no parece tener cura. El número de fallecidos crecerá cada día. Parece que se trata de una epidemia de Peste. La situación llega a ser tan dramática que la ciudad es aislada y puesta en cuarentena, nadie podrá entrar ni salir de ella. Se cerrarán las puertas y quedarán las familias separadas. La enfermedad no solo afecta a las personas enfermas. Todos estarán involucrados y su vida se verá alterada. Algunos intentarán huir; otros ayudarán con los enfermos y en la organización de los hospitales; y también están los que se enriquecerán sacando provecho de las desgracias ajenas. 

La peste es una metáforaLa peste es la guerra, el mal, el nazismo (la novela se publicó dos años después de terminada la II Guerra Mundial). La epidemia de peste es utilizada por el autor para concienciar al mundo de la falta de amor al prójimo, para denunciar la pasividad y la indiferencia ante las injusticias y la barbarie, para despertar las conciencias de la gente y enseñarnos como la solidaridad, la fraternidad y la empatía son necesarias. Nos aconseja no bajar la guardia ante estas amenazas y por eso termina diciendo:

...el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.


Frases
Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas.

Impacientados por el presente, enemigos del pasado y privados del porvenir, éramos semejantes a aquellos que la justicia o el odio de los hombres tienen entre rejas.

La peste es una obra fundamental de la literatura del siglo XX, un clásico universal del existencialismo.

       Lourdes

martes, 31 de julio de 2018

LAÍN, EL BASTARDO, DE FRANCISCO NARLA

Laín. El bastardo

Autor: Francisco Narla


Nº de Páginas: 768 págs.


Editorial: Edhasa


Año de Edición: 2018


Género: Novela Histórica


I Premio Edhasa Narrativas Históricas




Francisco Narla (Lugo, 1978), es escritor y comandante de línea aérea. Ha publicado novelas, relatos, poesía, ensayos técnicos y artículos. Como conferenciante, ha participado en diferentes foros, como centros universitarios o programas de radio y televisión.
Polifacético donde los haya, entre sus aficiones se encuentran actividades tan dispares como la cocina, la pesca con mosca, los bonsáis o la moda. Comprometido con la defensa de la cultura, ha abanderado proyectos como Lendaria, destinado a recuperar, proteger y divulgar la tradición mágica de su tierra, Galicia. En 2009 publica su primera novela, Los lobos del centeno. En noviembre de 2010 ve la luz su segunda obra de ficción,  Caja negra, reeditada en 2015 y traducida a varios idiomas. En 2012 nos sorprendió con Assur, con la que recibe el aplauso del público y conquista las listas de los más vendidos. Y al año siguiente nos presenta Ronin, que le consagró como uno de los más versátiles y talentosos escritores de novela histórica de nuestro país. En 2016 llegó  Donde aúllan las colinas. En 2018 gana el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas con la obra Laín. El bastardo.

UN HOMBRE VALE TANTO COMO SU PALABRA, NI MÁS NI MENOS

Era huérfano, y bastardo, pero su ilusión estaba clara: que cuando su padre, don Rodrigo Seijas, señor de San Paio, volviera de las Cruzadas, estuviera orgulloso de él. Por eso había escalado el roquedal hasta conseguir un polluelo de halcón, que criaría para regalárselo. Pero las malas noticias llegaron al fin: don Rodrigo no iba a volver. Y ahí empezó todo. Expulsado a golpes por su hermanastro, será acogido por Guy de Tarba, infanzón fiel al señor de la villa y, con él, Laín se embarcará en un viaje lleno de peligros y aventuras. Desde Galicia, pasarán los Pirineos y, ya en Venecia, embarcarán hacia la Palestina y allende ultramar. Perseguido por los templarios, será traicionado, embaucado, torturado…, pero se convertirá en un hombre, en un héroe. Y lo mantendrá vivo una única esperanza: la venganza. 

Como si fuera una cantiga moderna, Martín Códax nos relata la historia de Laín, el bastardo de San Paio; la gesta del halconero, una historia de aventuras, conspiraciones y honor, sumergida en la época más turbulenta del medioevo europeo, desde la España de Alfonso X el Sabio hasta las lejanas tierras de Mongolia, donde la sombra del gran Gengis Kan sigue enmudeciendo a vivos y a muertos.

Francisco Narla, ganadora del I Premio Edhasa Narrativas Históricas. Santiago Posteguillo, presidente del jurado, la ha definido con estas palabras: "La historia de una venganza en el marco de una evocadora descripción de la Edad Media: un viaje al corazón del alma humana".




La historia de Laín nos la cuenta Martín de Códax, un trovador, mujeriego y aventurero, y se  define  así:


Trovador, y también algo más. 

Lo reconozco.
Hechizado por los dados, rufián de medio pelo, vividor de ilusiones, enamorado del vino, soñador de historias, deudor de cualquiera, ladrón a veces, nunca santo, espabilado siempre y, más que nada, ofuscado por las faldas que se deslizan rápido por piernas impacientes.


En un momento de apuro por un lío de faldas, se cruza con un caballero misterioso que le irá contando una historia, una buena historia. 


Las buenas mujeres y las buenas historias.
Y, pese a ello, nunca dejé de buscarlas; ni a las unas ni a las otras.


Era huérfano. Y bastardo. Sin más apellido que su sombra. Un mocoso espigado y sucio.
Con sólo once años, no tenía espaldas para cargar con más culpas.

Se llamaba Laín.
No tenía nada. Iba a perderlo todo.


Laín es el hijo bastardo de Don Rodrigo, el señor de San Paio y aunque cuenta con algún que otro gesto de cariño de su padre, también se enfrenta con el odio de Doña Urraca, su madrastra y Fruela, su medio hermano. Desde que Don Rodrigo se marcha a las Cruzadas, Laín tiene que vivir escondido, lo cuidarán  Guy de Tarba, el Gascón, siempre  fiel a su señor, y su mujer, Egeria, después de una paliza que le da Fruela que casi le mata. Todos esperan el regreso del señor pero en su lugar lo que llega es la noticia de que el señor de San Paio, tras una cruenta lucha, está perdido en el desierto de Palestina, y tal vez muerto. Guy de Tarba marchará en su busca, y con él irá Laín que aunque es prácticamente un niño prefiere ir en busca de su padre a quedarse allí y que su medio hermano convertido en el señor de San Paio decida acabar con él. A partir de aquí todo son aventuras, comienza un largo viaje  acompañado siempre de su perro y el  halcón que quería ofrecer a su padre cuando volviera. Conoceremos entre otros a un comerciante de reliquias Ciriaco, que viajará con ellos, a los Templarios, a la familia de Marco Polo, (antes de su nacimiento), a la secta de los asesinos, (Hashashin o asasin), a los mongoles...Viajarán a Venecia, a Malta, a la mítica fortaleza de Alamut...Vivirán peligros que le harán crecer y madurar rápidamente. 

Me ha encantado lo mismo que me encantó Assur.  Laín, el bastardo es una estupenda novela histórica y de aventuras donde encontraremos caballeros templarios, reliquias, peleas, persecuciones, luchas, engaños, honor, rescates, traiciones, venganzas...
                               
                                    Lourdes