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martes, 12 de enero de 2021

EN EL NOMBRE DE PADRE, LUIS SALVAGO

En el nombre de Padre

Autor: Luis Salvago

Nº de páginas: 336

Editorial: Las Hespérides 

Año de publicación: 2020

Género: Novela histórica

Premio de Novela Vargas Llosa 2019



Luis Salvago (Valencia, 1964) es suboficial del Ejército del Aire y licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia. Fue finalista del Premio Azorín 2017 con su obra Lloverá en septiembre, también finalista del Premio Nadal 2018 con Bârân, y ganador del Premio de Novela Cátedra Vargas Llosa 2019 con En el nombre de Padre.

Para él, lectura y escritura son dos lados de un triángulo que se cierra con una búsqueda: la necesidad de conocer el verdadero origen de una historia, sus desencadenantes, y el modo en que la subjetividad de cada narrador cambia su significado.

En esta novela, Luis Salvago relata la génesis de la guerra civil española desde el deseo obsesivo de un padre que pretende imponer a su hijo la lógica de sus convicciones.

Sinopsis
Poco antes del comienzo de La guerra civil, un joven de Tánger es destinado a una compañía disciplinaria encargada de los fusilamientos en Cabo Juby, en el protectorado español en el norte de África. La novela narra las condiciones de vida y personales del protagonista hasta finales del año 1939. A la dureza del desierto africano y al horror de la tarea que tiene encomendada, se suma una batalla personal por liberarse de la impronta del padre, que lo devolverá a revivir su pasado porque, como dice el autor: «una generación espera que la generación que la sucede resuelva aquello que quedó pendiente de una generación anterior». La idea política se explora en estas páginas «no como una actitud oficial frente a los poderes sociales o del Estado, sino como una extensión más de la propia personalidad y, por tanto, de la condición humana». En el nombre de Padre es una conmovedora historia sobre aquellos que lucharon en el bando equivocado, y para quienes el resultado de la guerra fue siempre una derrota.


Opinión personal

Gracias a Babelio, Masa Crítica y a la editorial Las Hespérides he tenido la suerte de conocer la novela En el nombre de Padre de Luis Salvado. Ha sido una lectura que en circunstancias normales no me habría durado tanto, pero con las fiestas no he podido leer como me hubiera gustado. Y esta es una novela para leer de un tirón, una magnífica historia que te hará pensar y que no te dejará indiferente. Es otra manera de afrontar la guerra civil española y es que En el nombre de Padre es una novela que trata sobre la guerra, pero no solo sobre la guerra civil como podría parecer, trata de la lucha interna de los hombres que se encontraron en ese momento al inicio de la guerra en el lugar equivocado y a la vez, el más peligroso en el que podían estar. Se verán obligados a tomar una decisión tan importante como es escoger el bando en el que luchar, sabiendo que eso les puede llevar a una muerte segura: intentar sobrevivir o dejarse llevar por sus ideales y probablemente morir. Perdedores desde el principio, sin posibilidad de vencer. Pero a la vez Leónel protagonista que nos cuenta su historia, debe luchar además contra el recuerdo de Padre, un padre presente en todo momento, que dominó su vida, que le impuso sus ideales, y que tanto influyo y condicionó su vida. La historia que nos la cuenta León y como ya he dicho, gira en torno a Padre, y a su relación con él. De alguna manera Padre es el otro protagonista de la historia (junto con el desierto), ya que estará siempre presente durante toda la novela. 


En general, a Padre no le importaba demasiado con quién me relacionaba, excepto que fueran militares, o policías, o hubieran mostrado una simpatía política que no fuera de su aprobación.

Leía mucho. Leía teoría política, leía a Marx, a Engels, a Proudhon, leía libros de teología y leía de vez en cuando novelas de viajes.


Según he leído en una entrevista, la novela está basada en algunos recuerdos que su padre le contaba, cosas de la guerra civil, de su estancia en el desierto, del ambiente que había al comienzo de la guerra en el ejército, de como en esos momentos se vieron obligados a elegir el bando en el que luchar. Su padre también le habló de los ajustes de cuentas, de los pelotones de fusilamiento e incluso de cómo vio aterrizar al Dragon Rapide, el avión en el que Franco viajó de las islas Canarias a Tetuán. Pero no se trata de la historia de su padre, ni de su familia, simplemente ha utilizado esos recuerdos para componer esta historia utilizando el viejo álbum de fotos de su padre con esos aviones, militares, desierto, camellos, y jaimas. Y lo ha convertido en el álbum de fotos de Emilio, el padre de León, al que él llama Padre.


"El hombre es un ser libre por Naturaleza y cualquier imposición, por sensata que pueda parecer, no pasa de ser la consecuencia de una mala interpretación del orden social", había escrito Padre en una página en blanco entre la portada y la primera lámina de su álbum."


En el nombre de Padre cuenta con un principio fuerte duro, que atrapa al lector desde la primera página y nos mete de lleno en la trama. Poco a poco iremos comprendiendo y entendiendo mejor a los personajes a medida que avanza la lectura. Y aunque se puede intuir en parte el trágico final, resulta impactante.


La primera vez que fusilé a un hombre olvidé lavarme los dientes. Me sentía incómodo, sucio, me costó tanto concentrarme que a punto estuve de errar el tiro. Cuando se lo dije a mi amigo Sebastián, me acusó de insensible, de inmoral y de tener el alma de hielo...

Le dije aunque no me lo preguntó, que mi dedo, el arma y la bala eran herramientas de las que un juez se servía para impartir justicia, y que no eran más responsables de la muerte de un hombre que las palabras con las que una ley dicta sentencia.

Ahora, si tuviera la oportunidad de volver a hablar con Sebastián, le pediría que me perdonase y, al mismo tiempo, le pediría comprensión, porque los cuentos con los que mi padre me dormía encerraban siempre una moraleja terrible y porque cargó a su hijo con sus propias ambiciones. Le pediría también que no buscase culpa, porque no era culpa lo que sentía. Lo que sentía era vergüenza.


León nos va contando poco a poco como fue su infancia y adolescencia en Tánger, nos hablará de Padre, de Madre, de sus hermanos, y de como su padre los abandonó. Nos irá relatando la relación que mantiene con su padre, su aleccionamiento, como le irá inculcando sus ideas libertarias y anarquistas, y también como le enseñó a disparar. 


En realidad, no eran armas lo que Padre coleccionaba, sino muertes. Pero eso lo sabría más tarde.

Está muy bien eso de arrastrar a la gente a cumplir los ideales. Para eso están. Pero al fin y al cabo tú luego te hubieras largado, como has hecho siempre... Tú prefieres, ya te digo, vivir bajo la amenaza de la muerte.

Tu Padre es un revolucionario que desaparece en mitad de la revolución, alguien que viste uniformes de muchos ejércitos y cambia banderas con facilidad. Cuando lo veas ya será tarde. Siempre llega tarde, y siempre se va antes de terminar algo.

—Hijo, no hay nada tan cargado de fatalidad, tan definitivo, tan inevitable, como la trayectoria certera de un proyectil.



A la vez que nos cuenta la relación con su padre iremos conociendo como es su ingreso en el ejército y su llegada al peor destino que podía tener en un momento tan crítico como es el inicio del levantamiento y el comienzo de la guerra civil: La Compañía Disciplinaria (unidad de fusiladores) de Cabo Juby en el Sahara Español. 


La pena de muerte ha sido restituida, en octubre, por lo de las revueltas en las minas. ¿Sabes lo que eso significa? Es allí, lejos de la Península, donde se consumen las ejecuciones sumarias. La Compañía Disciplinaria es una unidad de fusiladores.

Comenzó explicando que una ejecución era un acto derivado del poder del Estado y que nosotros, como representantes últimos de ese poder, teníamos la responsabilidad ineludible de llevarla a cabo.

Era paradójica, esta circunstancia, que nos procuraba el alto honor de consumar una sentencia y al mismo tiempo nos despojaba de su responsabilidad.


Muchos jóvenes del Protectorado Español se alistaron en el ejército después de la Guerra del Rif en agradecimiento a los militares que los defendieron. Pero a León lo que le empuja a hacerlo son los relatos de su padre, sus ideales, la figura del héroe, del valor, el coraje, y su imagen de aventura del desierto, idealizada gracias a escritores como Antoine de Saint-Exupéry o T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia

Enseguida hará amistad con el cabo Sebastián, católico y con ideas contrarias a las suyas, pero con el que crea un fuerte lazo de amistad. Ambos se ganan desde el primer momento la enemistad (y el odio) del alférez Porfirio "el Chato", viejo conocido de Emilio. Los personajes están bien definidos, algunos muy duros e insensibles al dolor ajeno, curtidos en mil batallas como  es el caso de Padre el Chato, y otros inocentes, idealistas y leales como Sebastián. Leyendo esta historia podemos sentir el silencio y la soledad del desierto, el calor, la arena y el mar; sentiremos la ausencia, la huida, el destierro, el amor y el desamor, conoceremos la amistad, la lealtad y el honor, pero también el dolor, la cobardía, la traición a los ideales y la venganza


"La indiferencia ante el dolor pone en tu mano el arma del verdugo". 


El autor retrata y recrea a la perfección la atmósfera que se pudo vivir en los cuarteles de la zona del protectorado cuando se sublevaron las tropas contra el legítimo gobierno republicano, un levantamiento que allí fue fundamental para el comienzo de la guerra. 


Frases

Otra cosa era mi padre, tan convencido de la invariabilidad de sus argumentos y de la fuerza de su corazón que no le pasaba por la cabeza que alguien pensara de otra forma.


En Tánger, la despedida es un acto social extremadamente frecuente. La gente  llega, establece un negocio, escapa del matrimonio, huye de la ley, se alista en el Ejército, deserta, entra en el juego, sale del juego,bebe, fraterniza con los moros, los detesta: se piensa en Tánger como un lugar de transito, donde la gente no viene para quedarse, sino para tentar a la suerte.


Los animales matan, las enfermedades matan, los asesinos matan. Solo la creencia en una idea nos separa del asesinato. Esa idea podría ser Dios. —dijo interrumpiéndose para tragar saliva—. Pero Dios no existe, hijo. Ya lo sabes, ¿verdad? Dios no es escusa. De modo que solo nos quedan nuestras convicciones, nuestra fe en esa idea: por ella se muere, y por ella otros entregan la vida. Son esas certezas las que suponen la diferencia, las que nos otorgan una autoridad moral sin la que, efectivamente, la muerte sería un asesinato.


Reparé en que el carácter de los saharauis, al fin y al cabo, era un fiel reflejo de ese entorno hostil donde habitaban: árido, inexpresivo, monótono. No podía ser de otra manera. Allá donde se posara la vista, la sensación que se obtenía era la de un paisaje inacabado, como si algo importante  faltara. 

Espero que un día hagas algo que te coloque en un lugar en el mundo. 



El desierto nos abruma porque nos coloca ante nosotros mismos


La coincidencia es una casualidad disfrazada de inocencia. 

Las ideas políticas pueblan los cementerios  afirmó. 


León, quédate con lo que tienes, olvídate de lo que has perdido: lo que has perdido ya no te pertenece.  Mira a tu alrededor,  ¿crees que esto no es  lo suficientemente serio?




En el nombre de Padre es una estupenda novela que da otra visión no solo de la guerra civil, también de las luchas internas y personales de jóvenes perdedores que se vieron obligados a luchar en el bando equivocado.


                Lourdes