Autora: Guzel Yàjina
Traducción: Jorge Ferrer
Nº de Páginas: 544 págs.
Editorial: Acantilado
Año de Publicación: 2015
Género: Narrativa Rusa, Novela Histórica
Premio Gran Libro 2015 en Rusia
Premio Yásnaia Poliana 2015
Guzel Yájina (Kazán, 1977) estudió filología inglesa y alemana en la universidad de Kazán, tras lo cual se formó como guionista en Moscú. Su primera novela, Zuleijá abre los ojos, ha sido traducida a más de veinte idiomas y ha recibido numerosos galardones, entre ellos el prestigioso Premio Gran Libro 2015 en Rusia. Y también en 2015 ganó el Premio Yásnaia Poliana.
Sinopsis
Corre la década de 1930 en la pequeña aldea de Tartaria donde viven Zuleijá, su rustico marido, treinta años mayor, y su anciana suegra, empeñada en castigarla por no darle nietos. La educación recibida impide a la joven resentir siquiera el grado de servidumbre al que está sometida o desear una vida distinta. Pero cuando una serie de acontecimientos la arranquen de su pequeña familia y la arrojen a un mundo no menos brutal, pero sí más ancho y diverso, lleno de personas de distintas procedencias, oficios y credos, verá desmoronarse sus creencias más arraigadas. Con el tiempo, no obstante, este forzoso exilio material y moral permitirá a Zuleimá dar y recibir afecto, engendrar e incluso decidir su suerte. Con una prosa tan vivaz como versátil y la inmensa perspicacia psicológica de la gran tradición novelística rusa, Guzedl Yàjina recrea distintas voces y relata el espléndido despertar de una mujer cuya epopeya ha emocionado a miles de lectores en todo el mundo.
Opinión Personal
Quiero empezar dando las gracias a Masa Crítica, a Babelio y a la Editorial Acantilado, por darme la oportunidad de conocer y leer esta fantástica novela.
Elegí Zuleijá abre los ojos por varios motivos: uno, es que está basada en las vivencias de la abuela de la autora, y eso me pareció de lo más interesante, aunque sea una ficción será bastante realista. Otro, es que la sinopsis me recordó a la película de El Doctor Zhivago, que me encanta, (el libro no lo he leído). Y a todo esto tengo que añadir que he leído muy pocas novelas que traten de la Unión Soviética, de esa época, de la represión, de los abusos y las purgas del gobierno estalinista. Algo que la autora refleja a la perfección. Me pareció una novela histórica a mi medida y no me equivocaba.
En la primera parte, Yàjina nos cuenta la vida de Zuleijá, en una aldea tártara, con sus costumbres, sus creencias religiosas (es musulmana), la dureza del trabajo y del clima. A todo esto hay que añadir los problemas políticos de la Unión Soviética en el año 1930. Zuleijá es una tímida mujer musulmana de 30 años, casada desde los 15 con un hombre rudo, arisco y bruto, Murtazá, 30 años mayor que ella. Además vive con su suegra, que está ciega, a la que tiene que servir y aguantar sus malos modos. Dio a luz cuatro veces, cuatro hijas y las cuatro se murieron al poco de nacer. Su suegra no le perdona la falta de nietos. Menuda y de apariencia frágil, es menospreciada también por su marido. Está acostumbrada a obedecer y a conformarse con la vida que lleva, trabajar todo el día, aguantar golpes y malos tratos por parte de los dos. Ha sido educada para ser una buena esposa, trabajadora, servicial, sumisa, callada y obediente, así se lo enseñó su madre. Aguanta todo, incluso se repite a sí misma que Murtazá, es un buen marido.
Acaba de llegar de la ciudad y ya lo tienes trabajando de nuevo. Un buen marido, la verdad. (Página. 47)
Trabaja, Zuleijá, no pares. Su madre solía repetirle que el trabajo aleja las penas. Ay, mamá, es que mi pena es más grande que todos tus refranes. (página 48)
Pero un buen día aparecen por la aldea soldados de la "Horda Roja". Murtazá no está dispuesto a entregarles nada de lo que tanto trabajo le ha costado conseguir. Sabe que le quieren requisar lo poco que tiene, para el gobierno es un campesino rico. Y él, prefiere matar a la vaca, esconder la carne y también el grano que guarda como simiente para la próxima cosecha, antes que entregarlo. Pero las cosas no salen como las había planeado y al encontrarse con los soldados intenta atacar con un hacha al soldado que está al mando, Ignatov, y este dispara matándolo en el acto. Al día siguiente se presentarán los soldados en la granja y se llevaran todo lo que encuentran, también a Zuleijá.
En la segunda parte cuenta el accidentado viaje en tren, y después en barca por el río, junto con otros deportados hasta llegar a un lugar en Siberia donde se quedarán y construirán un campo de trabajo. El camarada comandante encargado de llevar a los deportados a un destino incierto, resulta ser Ignatov. Durante el viaje, Zuleijá conocerá a unos compañeros de infortunio, deportados como ella y sospechosos de ser enemigos del régimen. Algunos tan peligrosos como ella. Entre estos se encuentra el doctor Wolf Kárlovich Leiba. Lleva años sin ejercer la medicina y sin dar clases en la universidad, no sale de su despacho y parece que ha perdido la cabeza. Ha sido injustamente denunciado por la criada para quedarse con su piso y todas sus pertenencias. También estarán el matrimonio formado por Isabella y Konstantin Arnoldovich, y el artista Iliá Petróvich Ikónikov. Será muy importante para ella la relación con ellos, la camaradería, la amistad, su ayuda, y serán su nueva familia. Lo que Zuleijá no sabía al empezar el viaje es que estaba embarazada y esta vez con todo en contra su hijo sobrevivirá.
Por todas partes hay ahora campesinos enfurecidos y hambrientos, ignorantes del destino que les aguarda, ansiosos, y a la vez temerosos, de emprender viaje hacia lo desconocido. (Página 154-155)
Últimamente, Zuleijá hacía muchas cosas que en otros tiempo le habrían parecido vergonzosas, imposibles ( Página 358)
Y no sentía ninguna vergüenza. Todo lo que la habían enseñado e inculcado desde niña había pasado a un segundo plano o, directamente, se había esfumado. Y lo nuevo que vino a sustituirlo barrió todos sus miedos, de la misma manera que las crecidas arrastran las hojas muertas y las ramas arrancadas. (Página 468)
En la tercera parte nos narra la vida en el inhóspito lugar en el que se tienen que instalar en medio de la taiga y las durísimas condiciones en las que tienen que vivir. Ignatov será el responsable de los pocos supervivientes, fundarán en el campo de trabajo un poblado. Poco a poco irán llegando más deportados. Aunque hay mucho trabajo que hacer allí y no para en todo el día, Zuleijá parece adaptarse a su nueva vida, incluso se puede decir que está a gusto.
Y no hace mucho de repente llegó a la conclusión de que tuvo suerte de que el destino la hubiera arrojado en ese lugar...
No se puede decir que sea feliz, eso no. Pero está a gusto. (Página 421)
El que no termina de conformarse con su nueva situación es Ignatov, de alguna manera también está prisionero allí. Es otra víctima de la situación política del país. Aunque duro, en ocasiones hace la vista gorda.
Si la cosa se complicara, ¿qué debería hacer? ¿Huir? ¿Huir de los suyos? Lo matarían como a un perro, lo sabe...¿Por qué habría de huir si no es culpable de nada? (Página 166)
Y en la cuarta y última parte conoceremos como repercute en la vida de los habitantes del campo de trabajo la participación de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
Las lágrimas fluyen en tal abundancia que cabría pensar que no brotan de los ojos, sino del fondo del corazón y que éste las impulsa hasta arriba con su golpear rítmico y pertinaz. Unos minutos, tal vez unas horas más tarde, después de haber llorado todo lo que no lloró en años, Zuleijá recupera la calma. Su respiración todavía es agitada, su pecho sigue inflamándose con un temblor, pero la fatiga que tanto lleva esperando se va apoderando de su cuerpo, aliviándolo. (Página 525)
La caravana de deportados enfila como un finísimo hilo de seda hacia el horizonte, donde cuelga un sol de color púrpura. (página 96)
La muerte es una presencia constante. Zuleijà ha tenido esa certeza desde que no era más que una niña. Todas las criaturas llevan desde el primer instante de vida la marca de su futura defunción. (página 150)
La suerte que corrieron sus propias hijas fue una confirmación de esa certeza. Cuatro criaturas que nacieron con el único propósito de acabar muriendo. (Página 151)
Nada embellece más a una mujer que la modestia. (Página 177)
La libertad es como la felicidad - musita - para unos nociva y útil para otros. (Página 198)
Zuleijá abre los ojos ha sido una lectura muy interesante y amena, que me ha trasladado a la Unión Soviética, y a la Siberia de la década de los 30 y 40. Todo un viaje apasionante de la mano de la protagonista, Zuleijá.
Lourdes
Sinopsis
Corre la década de 1930 en la pequeña aldea de Tartaria donde viven Zuleijá, su rustico marido, treinta años mayor, y su anciana suegra, empeñada en castigarla por no darle nietos. La educación recibida impide a la joven resentir siquiera el grado de servidumbre al que está sometida o desear una vida distinta. Pero cuando una serie de acontecimientos la arranquen de su pequeña familia y la arrojen a un mundo no menos brutal, pero sí más ancho y diverso, lleno de personas de distintas procedencias, oficios y credos, verá desmoronarse sus creencias más arraigadas. Con el tiempo, no obstante, este forzoso exilio material y moral permitirá a Zuleimá dar y recibir afecto, engendrar e incluso decidir su suerte. Con una prosa tan vivaz como versátil y la inmensa perspicacia psicológica de la gran tradición novelística rusa, Guzedl Yàjina recrea distintas voces y relata el espléndido despertar de una mujer cuya epopeya ha emocionado a miles de lectores en todo el mundo.
Opinión Personal
Quiero empezar dando las gracias a Masa Crítica, a Babelio y a la Editorial Acantilado, por darme la oportunidad de conocer y leer esta fantástica novela.
Elegí Zuleijá abre los ojos por varios motivos: uno, es que está basada en las vivencias de la abuela de la autora, y eso me pareció de lo más interesante, aunque sea una ficción será bastante realista. Otro, es que la sinopsis me recordó a la película de El Doctor Zhivago, que me encanta, (el libro no lo he leído). Y a todo esto tengo que añadir que he leído muy pocas novelas que traten de la Unión Soviética, de esa época, de la represión, de los abusos y las purgas del gobierno estalinista. Algo que la autora refleja a la perfección. Me pareció una novela histórica a mi medida y no me equivocaba.
En la primera parte, Yàjina nos cuenta la vida de Zuleijá, en una aldea tártara, con sus costumbres, sus creencias religiosas (es musulmana), la dureza del trabajo y del clima. A todo esto hay que añadir los problemas políticos de la Unión Soviética en el año 1930. Zuleijá es una tímida mujer musulmana de 30 años, casada desde los 15 con un hombre rudo, arisco y bruto, Murtazá, 30 años mayor que ella. Además vive con su suegra, que está ciega, a la que tiene que servir y aguantar sus malos modos. Dio a luz cuatro veces, cuatro hijas y las cuatro se murieron al poco de nacer. Su suegra no le perdona la falta de nietos. Menuda y de apariencia frágil, es menospreciada también por su marido. Está acostumbrada a obedecer y a conformarse con la vida que lleva, trabajar todo el día, aguantar golpes y malos tratos por parte de los dos. Ha sido educada para ser una buena esposa, trabajadora, servicial, sumisa, callada y obediente, así se lo enseñó su madre. Aguanta todo, incluso se repite a sí misma que Murtazá, es un buen marido.
Acaba de llegar de la ciudad y ya lo tienes trabajando de nuevo. Un buen marido, la verdad. (Página. 47)
Trabaja, Zuleijá, no pares. Su madre solía repetirle que el trabajo aleja las penas. Ay, mamá, es que mi pena es más grande que todos tus refranes. (página 48)
Pero un buen día aparecen por la aldea soldados de la "Horda Roja". Murtazá no está dispuesto a entregarles nada de lo que tanto trabajo le ha costado conseguir. Sabe que le quieren requisar lo poco que tiene, para el gobierno es un campesino rico. Y él, prefiere matar a la vaca, esconder la carne y también el grano que guarda como simiente para la próxima cosecha, antes que entregarlo. Pero las cosas no salen como las había planeado y al encontrarse con los soldados intenta atacar con un hacha al soldado que está al mando, Ignatov, y este dispara matándolo en el acto. Al día siguiente se presentarán los soldados en la granja y se llevaran todo lo que encuentran, también a Zuleijá.
En la segunda parte cuenta el accidentado viaje en tren, y después en barca por el río, junto con otros deportados hasta llegar a un lugar en Siberia donde se quedarán y construirán un campo de trabajo. El camarada comandante encargado de llevar a los deportados a un destino incierto, resulta ser Ignatov. Durante el viaje, Zuleijá conocerá a unos compañeros de infortunio, deportados como ella y sospechosos de ser enemigos del régimen. Algunos tan peligrosos como ella. Entre estos se encuentra el doctor Wolf Kárlovich Leiba. Lleva años sin ejercer la medicina y sin dar clases en la universidad, no sale de su despacho y parece que ha perdido la cabeza. Ha sido injustamente denunciado por la criada para quedarse con su piso y todas sus pertenencias. También estarán el matrimonio formado por Isabella y Konstantin Arnoldovich, y el artista Iliá Petróvich Ikónikov. Será muy importante para ella la relación con ellos, la camaradería, la amistad, su ayuda, y serán su nueva familia. Lo que Zuleijá no sabía al empezar el viaje es que estaba embarazada y esta vez con todo en contra su hijo sobrevivirá.
Por todas partes hay ahora campesinos enfurecidos y hambrientos, ignorantes del destino que les aguarda, ansiosos, y a la vez temerosos, de emprender viaje hacia lo desconocido. (Página 154-155)
Últimamente, Zuleijá hacía muchas cosas que en otros tiempo le habrían parecido vergonzosas, imposibles ( Página 358)
Y no sentía ninguna vergüenza. Todo lo que la habían enseñado e inculcado desde niña había pasado a un segundo plano o, directamente, se había esfumado. Y lo nuevo que vino a sustituirlo barrió todos sus miedos, de la misma manera que las crecidas arrastran las hojas muertas y las ramas arrancadas. (Página 468)
En la tercera parte nos narra la vida en el inhóspito lugar en el que se tienen que instalar en medio de la taiga y las durísimas condiciones en las que tienen que vivir. Ignatov será el responsable de los pocos supervivientes, fundarán en el campo de trabajo un poblado. Poco a poco irán llegando más deportados. Aunque hay mucho trabajo que hacer allí y no para en todo el día, Zuleijá parece adaptarse a su nueva vida, incluso se puede decir que está a gusto.
Y no hace mucho de repente llegó a la conclusión de que tuvo suerte de que el destino la hubiera arrojado en ese lugar...
No se puede decir que sea feliz, eso no. Pero está a gusto. (Página 421)
El que no termina de conformarse con su nueva situación es Ignatov, de alguna manera también está prisionero allí. Es otra víctima de la situación política del país. Aunque duro, en ocasiones hace la vista gorda.
Si la cosa se complicara, ¿qué debería hacer? ¿Huir? ¿Huir de los suyos? Lo matarían como a un perro, lo sabe...¿Por qué habría de huir si no es culpable de nada? (Página 166)
Y en la cuarta y última parte conoceremos como repercute en la vida de los habitantes del campo de trabajo la participación de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
Las lágrimas fluyen en tal abundancia que cabría pensar que no brotan de los ojos, sino del fondo del corazón y que éste las impulsa hasta arriba con su golpear rítmico y pertinaz. Unos minutos, tal vez unas horas más tarde, después de haber llorado todo lo que no lloró en años, Zuleijá recupera la calma. Su respiración todavía es agitada, su pecho sigue inflamándose con un temblor, pero la fatiga que tanto lleva esperando se va apoderando de su cuerpo, aliviándolo. (Página 525)
Me ha parecido una lectura estupenda, una historia muy interesante que no me ha resultado nada pesada aunque es bastante densa, incluso no me hubiera importado seguir leyendo para ver que más pasa, (me gustaría si tuviera una segunda parte). Son 544 páginas de letra pequeña. Tiene pocos diálogos, abundan los pensamientos de los protagonistas, sus sentimientos y hay muchas descripciones de paisajes. La historia engancha, y a mi me ha encantado como escribe Guzel Yàjina, y más teniendo en cuenta que se trata de su primera obra. Es una historia dura contada con mucha sensibilidad, sin recrearse en los momentos escabroso. Habla de superación, supervivencia, amistad, compañerismo, camaradería, y por supuesto también hay amor. Creo que es una novela que tiene bien merecidos los premios que ha recibido.
Otras Frases
Otras Frases
La caravana de deportados enfila como un finísimo hilo de seda hacia el horizonte, donde cuelga un sol de color púrpura. (página 96)
La muerte es una presencia constante. Zuleijà ha tenido esa certeza desde que no era más que una niña. Todas las criaturas llevan desde el primer instante de vida la marca de su futura defunción. (página 150)
La suerte que corrieron sus propias hijas fue una confirmación de esa certeza. Cuatro criaturas que nacieron con el único propósito de acabar muriendo. (Página 151)
Nada embellece más a una mujer que la modestia. (Página 177)
La libertad es como la felicidad - musita - para unos nociva y útil para otros. (Página 198)
Zuleijá abre los ojos ha sido una lectura muy interesante y amena, que me ha trasladado a la Unión Soviética, y a la Siberia de la década de los 30 y 40. Todo un viaje apasionante de la mano de la protagonista, Zuleijá.
Lourdes