El resumen de mis lecturas de agosto va a terminar muy pronto. Tan solo he podido leer dos novelas.
Loxandra, de María Iordanidu
Loxandra, María Iordanidu |
Un asunto demasiado familiar, Rosa Ribas |
Lourdes
El resumen de mis lecturas de agosto va a terminar muy pronto. Tan solo he podido leer dos novelas.
Loxandra, de María Iordanidu
Loxandra, María Iordanidu |
Un asunto demasiado familiar, Rosa Ribas |
Lourdes
Loxandra
Autora: María Iordanidu
Traductora: Selma Ancira, Berny
Nº de páginas: 256
Editorial: Acantilado
Año de publicación: 2018 (1963)
Género: Narrativa contemporánea, histórica, biografía
María Iordanidu (Constantinopla, 1897 – Atenas, 1989) pasó la infancia en Constantinopla, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial, que la sorprendió de vacaciones en el mar Negro, la obligó a permanecer en Rusia durante años. Hasta 1919 no pudo volver a Grecia, donde trabajó para una gran compañía comercial estadounidense y, de 1926 a 1939, en la embajada soviética de Atenas. Durante la ocupación alemana fue detenida en varias ocasiones y su casa fue destruida, tras lo cual se vio obligada a mudarse con frecuencia y a sobrevivir impartiendo clases de lenguas extranjeras. A los sesenta y cinco años publicó su primera novela, Loxandra, obra inmensamente popular que ha sido traducida a varias lenguas. En 1965 publica Vacaciones en el Caúcaso (reseña aquí), en 1978 Como las aves salvajes y su último trabajo Nuestro patio en 1981. Fue galardonada en 1978 por el Patriarcado de Constantinopla con la Cruz de Oro y la Orden de la Señora del Trono Ecuménico.
Sinopsis
Loxandra—una mujer de carácter, indiscreta y rezongona, pero también protectora, generosa y tierna—vive en la bulliciosa y extraordinaria Constantinopla finisecular, cohabitada por griegos, turcos y muchas otras etnias. Trasunto de las heroínas que pueblan las comedias clásicas, Loxandra no sólo lleva las riendas de su propia vida sino que es también el alma de su familia, con la ayuda, claro está, de la virgen de Baluklí. Y así, los matrimonios, los duelos, las tristes despedidas en el puerto de la ciudad, los alegres y sabrosos festines de reencuentro o las mudanzas marcan el ritmo de su vida. Crónica de una familia y de una ciudad, esta vitalista y hermosa novela de María Iordanidou—inspirada en la vida de su abuela—nos transporta a una ciudad dominada por la música, los sabores y los colores, y evoca la frágil felicidad que truncó la guerra.
Opinión personal
El año pasado cuando leí Vacaciones en el Cáucaso (reseña aquí) conocí a la abuela de la autora, tiene un papel mínimo, pero su nieta la menciona y la tiene presente en muchas ocasiones. Me pareció una mujer interesante y de carácter por lo que sabía que tendría que leer Loxandra, el libro en el que es la protagonista, y que está basada en su vida y la de toda su familia. Por eso lleva su nombre, todo gira alrededor de su abuela Loxandra. Pero además de los sucesos familiares, es una crónica de la historia, la cultura, las costumbres de la época, de las diferencias entre griegos y turcos que conviven en la ciudad de Constantinopla. Un retrato de la época y del país en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Nos cuenta la autora la vida de su abuela empezando por como conoció al que sería su marido, Dimitrós, viudo y con cuatro hijos, por medio de una casamentera.
No iba a casarse por su propio bienestar, sino por el de sus hijos, por lo tanto podía llamar a una casamentera, decirle sin tapujos lo que quería, y no sentir vergüenza o temor a ser malinterpretado por su mal gusto. Su segunda esposa debía ser, por encargo, de buen corazón, sana, íntegra, buena cocinera, «en ningún caso intelectual ni sensible, y de ser posible entradita en carnes». E insistió tanto en este último punto que la casamentera se compadeció de él y puso todo su empeño en la búsqueda. Pobre, debía estar necesitado.
Y apareció la mujer que Dimitrós había pedido. Se llamaba Loxandra.
Cuando Dimitrós vio entrar en la habitación a Loxandra, una mujer briosa, de espalda ancha y piernas largas, sólida como una columna dórica, que llevaba en la mano una bandeja repleta de dulces, se sintió feliz. Le gustaron sus cabellos negros, su cráneo bien torneado y su mandíbula fuerte.
Loxandra tenía entonces treinta años.
Cuidará de su marido y sus hijos, a los que se ganará y creará unos fuertes lazos. La pareja tendrá además otros tres hijos. Su vida se centra en el cuidado de su familia, de su hogar, de su casa, de las distintas celebraciones y reuniones familiares, sus relaciones con los vecinos y los vendedores; también sus supersticiones y sus creencias religiosas son importantes para ella y siente gran devoción por la virgen de Baluklí a la que recurre siempre que tiene un problema y que parece escuchar sus peticiones.
En Loxandra, María Iordanidu nos cuenta con su peculiar humor y de forma desenfadada de narrar, toda la historia no solo de su familia, también la del país con esa mezcla de culturas y etnias que se encuentran en Constantinopla.
«Salud, Constantinopla, reina de las ciudades». Recostada en dos continentes, abre Constantinopla su pecho al viento del norte que sopla del mar Negro por un lado y al viento del sur que viene del mar de Mármara por el otro. Las dos corrientes contrarias parecen estar al asalto para conquistarla. Oriente y Occidente entran en combate y la reclaman sacando espuma y dando vueltas en redondo frente a la punta de Sarayburnu, a los pies de Santa Sofía, en pleno corazón de la ciudad.
Por aquel entonces, en Constantinopla la gente no se preocupaba de la política, porque de todos modos los sultanes hacían lo que querían sin preguntarle nada a nadie. Los griegos habían adquirido bastantes privilegios. Un poco con la protección de Rusia, un poco con la protección de Gladstone, habían logrado, gracias a su propio ingenio, prosperar, enriquecerse y conquistar la tierra.
Loxandra es una mujer de buen corazón, tremendamente generosa, protectora, exagerada, tal vez excesiva, fuerte, intensa, terca, supersticiosa, religiosa, centro y motor de su gran familia. Una novela entrañable sobre una gran mujer.
Frases
Alimenta bien a tu marido si quieres tener marido.
¿Qué es ser rico? Saber contentarse con poco.
¿Es indispensable escribir poemas para ser poeta? ¿O conocer el pentagrama para ser músico? ¿O ser devoto para alcanzar el Paraíso? Aquí está el Paraíso si tienes ojos para verlo. Si no tienes ojos no conocerás el Paraíso, ni en la tierra ni en el cielo.
Loxandra jamás lloró paraísos perdidos. Tampoco buscaba ir al encuentro de la felicidad. Era la felicidad la que llegaba en busca de Loxandra. Y se presentaba de repente, en los momentos más inesperados.
María Iordanidu con su abuela Loxandra |
Loxandra es una novela entrañable sobre una gran mujer contada de una forma amena y desenfadada por su nieta.
Lourdes
-¿De dónde eres?
-De Kentucky.
-¿De
qué parte?
-De
la parte de la que se va la gente.
Ya terminó julio y toca recordar las lecturas de este mes. Han sido 5 en total, 4 novelas y un libro de relatos. He intentado publicar las dos reseñas que me faltan con la tablet, pero no he podido. Espero poder hacerlo en septiembre desde el portátil sin problemas.
Empecé con El nido de la araña de María Frisa
El nido de la araña |
Gracias a Babelio y Masa Crítica leí Perdedores de Anabel Rodríguez Sánchez
Perdedores |
En el Club de Lectura leímos La trenza de Leatitia Colombani
La trenza, Laetitia Colombani |
De los libros ganados en sorteos leí Lejos del bosque de Chris Offutt el libro de relatos que organizó en instagram valencianegra_festival
Lejos del bosque, Chris Offutt |
Y terminé el mes con la lectura de Una familia normal de Mattias Edvardsson
Lourdes
Laetitia Colombani (Burdeos, 1976) es una novelista, directora de cine, actriz y guionista francesa. Estudió cine en la escuela Louis-Lumière y dirigió su primera película con tan sólo veinticinco años. En poco tiempo, se ha consolidado como directora, guionista y actriz. Ha trabajado con intérpretes de la talla de Audrey Tautou, Emmanuelle Béart o Catherine Deneuve. La trenza, su ópera prima, se ha convertido en un fulgurante éxito editorial: vendida en casi treinta países antes incluso de su publicación, ha permanecido durante meses en lo más alto de las listas de ventas francesas, tras conquistar a la crítica y al público y ganar el prestigioso Prix Relay.
Con cerca de medio millón de ejemplares vendidos en Francia y casi treinta traducciones en curso, La trenza fue uno de los fenómenos editoriales de 2017. En esta narración vibrante y conmovedora, Laetitia Colombani -guionista, directora y actriz de reconocido prestigio- aborda las historias de tres mujeres que, nacidas en continentes muy dispares, comparten unas ideas y sentimientos que las unen en un poderoso anhelo de libertad.
INDIA. En Badlapur, la intocable Smita sobrevive recogiendo los excrementos de una casta superior. Resignada a su condición, está decidida en cambio a que su hija no siga sus pasos: la pequeña irá a la escuela y su vida será digna y provechosa, aunque para ello Smita tenga que desafiar las normas establecidas.
ITALIA. A Giulia le encanta trabajar en el taller familiar, el último de Palermo que confecciona pelucas con pelo auténtico. Hubiera podido ir a la universidad, pero dejó el instituto con dieciséis años para iniciarse en los secretos de este oficio. Cuando su padre sufre un accidente y Giulia descubre que el negocio está al borde de la quiebra, afronta la adversidad con valentía y determinación.
CANADÁ. Sarah es una abogada de éxito en Montreal que lo ha sacrificado todo por su carrera: dos matrimonios fallidos y tres hijos a los que no ha visto crecer. Un día, tras caer desmayada en el transcurso de un juicio, Sarah comprende que su vida ha dado un vuelco y que deberá escoger lo que de verdad le importa.
Smita, Giulia y Sarah no se conocen, pero tienen en común el empuje y el tesón de las mujeres que rechazan lo que el destino les ha reservado y se rebelan contra las circunstancias que las oprimen. Como hilos invisibles, sus caminos se entrelazan, formando una trenza que simboliza la voluntad inquebrantable de vivir con esperanza e ilusión.
Opinión personal
La trenza es una novela de poco más de doscientas páginas que cuenta tres historias distintas en las que las tres protagonistas tienen algo en común, son mujeres que luchan por salir adelante en un mundo de hombres y que buscan una vida mejor en donde poder elegir su propio destino. Tres historias que se entrelazarán y que tendrán una relación que conoceremos al final. Tres tramas con las que bien podrían escribirse tres novelas distintas. Se van intercalando las tres en capítulos cortos que hacen que la lectura sea rápida, se lee enseguida y te deja con ganas de más. También es verdad que, lo bueno si breve, dos veces bueno.
Tres mujeres de tres lugares del mundo muy distintos y de una posición social también muy diferente.
En La India Smita es la protagonista de la primera historia. Pertenece a la casta de los intocables. Allí es prácticamente imposible mezclarse con los de otras castas y progresar. Tiene una hija y quiere algo mejor para ella, para empezar que aprenda a leer. Pero ni siquiera a eso tiene derecho. Smita estará dispuesta a cualquier cosa para que su hija no recoja los excrementos de los demás como tiene que hacer ella.
En Italia una joven, Giulia, trabaja en el negocio familiar haciendo pelucas con pelo natural. Cuando su padre sufre un accidente tendrá que enfrentarse a dirigir el negocio, y descubrirá que están al borde de la quiebra. Tendrá que reinventar el negocio que fundaron sus antepasados.
Y en Canadá conoceremos la historia de Sarah, una abogada de éxito que ha puesto siempre su profesión por delante de su vida familiar, lo que le ha costado dos divorcios y no ver crecer a sus tres hijos. En un mundo de hombres ella ha sabido ocultar su vida privada bastante bien, pero cuando una enfermedad la haga flaquear comprenderá que es lo más importante de la vida.
La historia que más me ha impresionado es sin duda la de Smita en la India. Por supuesto, la más débil, la más pobre y la que lo tiene peor de las tres. Pertenecer a la casta de los intocables, y además ser mujer, sin posibilidad ninguna de que cambien las cosas para su hija, tiene que ser muy frustrante, además de tremendamente injusto.
Smita maldice esa sociedad que aplasta a los débiles, sus mujeres, sus hijos y todos los que debería proteger.
Sabe que allí, en su país, las víctimas de violación son consideradas culpables. No hay respeto para las mujeres, y menos aún si son intocables. Esos seres a los que no se puede tocar, ni siquiera mirar, son violados sin contemplaciones. Al hombre que tiene deudas se lo castiga violando a su mujer; al que se acuesta con una mujer casada, violando a sus hermanas.
Smita no está dispuesta a esperar hasta la próxima vida. La que quiere es ésta, ahora, para Lalita y para ella.
Smita ya ha oído la cifra, que la hizo estremecer: dos millones de mujeres asesinadas en el país todos los años. Dos millones, víctimas de la barbarie de los hombres, muertas en medio de la indiferencia general. Al mundo entero le trae sin cuidado. El mundo las ha abandonado.
En Italia como en España o en los países del centro y sur de América nos podemos encontrar con machismo y patriarcado. Evidentemente lo de países como La India o los países islámicos es otra historia y las diferencias entre los derechos de los hombres y los de las mujeres es abismal.
La novela muestra la vida de las tres protagonistas en las distintas culturas, critica y denuncia las situaciones a las que se enfrentan. Una cruda y cruel realidad para muchas mujeres de los países más pobres.
«Una mujer casada tiene que rendir cuentas —suele decir—. Tú haz lo que te apetezca, mia cara, pero sobre todo no te cases», le repite a Giulia.
La trenza es una interesante novela corta que reivindica el papel de la mujer y denuncia la situación en la que se encuentran en muchos lugares como en la India.
Lourdes