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miércoles, 3 de marzo de 2021

LOS JUGUETES DE LA GUERRA, CAROLINA POBLA

Los juguetes de la guerra 

Autora: Carolina Pobla 

Nº de páginas: 440

Editorial: Maeva

Año de publicación: 2020

Género: Novela histórica, romántica


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Carolina Pobla (Barcelona, 1962) estudió pedagogía en la Universidad de Barcelona y ha estado vinculada al mundo de la danza durante más de treinta años, en el ámbito de la docencia, la coreografía y la realización de espectáculos. Debutó en 2018 en el panorama literario con Geranios en el balcón, una inspiradora historia basada en la vida de sus propios abuelos. Dos años más tarde publica Los juguetes de la guerra, en esta ocasión con la II Guerra Mundial como telón de fondo.

 

Sinopsis

Una mujer lucha por sacar adelante a su familia mientras el amor y la amistad se abren paso en tiempos de guerra.

Una tarde de otoño en Barcelona, a Violeta, la madre de la autora, le comunican la muerte de su hermano Víctor. Y con la noticia llega la gran revelación: Víctor era adoptado. En 1942, Ilse, viuda de un aviador de la Luftwaffe y madre de seis hijos, entre ellos Violeta, regresa al pueblo de Baviera en el que pasó los veranos de su infancia. Desea alejar a sus hijos de la guerra, pero a su llegada se encuentra con la mansión familiar reconvertida en hospital militar y tiene que acomodar a su familia en una humilde cabaña en el monte. Mientras a su alrededor el país se desmorona, los niños crecen y viven experiencias que los harán madurar deprisa. Ilse, una madre luchadora y una trabajadora eficiente que utiliza sus conocimientos como comadrona para ayudar en el hospital, también es una mujer joven que, a pesar del caos imperante, vivirá una intensa historia de amor.


Opinión personal

Los juguetes de la guerra es la segunda novela de Carolina Pobla. Había oído hablar muy bien de sus novelas y tenía ganas de leer alguna de las dos. Últimamente estoy conociendo nuevos autores y de momento está siendo todo un acierto. Es una novela que me ha gustado  mucho. Resulta muy interesante conocer el punto de vista de los alemanes que no eran nazis, como vivieron la II Guerra Mundial en Alemania siendo muchos de ellos víctimas primero de los suyos y de los aliados después. Además se trata de una novela basada en la historia de la familia de la autora, en concreto en las historias y recuerdos infantiles narrados por su madre. Ilse, la protagonista, está inspirada en su abuela, que al igual que la protagonista de la novela, era una mujer fuerte y menuda, procedente de una familia con mucho dinero que sufrió un matrimonio desafortunado con un oficial de la Luftwaffe. Tuvo seis hijos, y durante el conflicto adoptó algunos más. La familia pasó la guerra en una cabaña en la montaña, pues al ser viuda de militar con hijos, pudo acogerse a una evacuación preferente. La novela está dedicada a su madre, que también era la quinta de los hermanos como Violetta o Letta que será quien contará la historia a dos de sus hijas. Los demás personajes son producto de la imaginación de la autora. La  ambientación si es real y nos muestra la situación vivida por una parte de la población en esos días de guerra y postguerra. 


La novela empieza en la Barcelona actual, cuando a Violetta le comunican la muerte de su hermano Víctor de un infarto. Violetta había nacido en Múnich en 1937. Es entonces cuando desvela algo que había mantenido hasta ese momento oculto: Víctor no era hermano suyo. A partir de ese momento les contará a dos de sus hijas parte de su infancia y lo vivido por su familia durante la guerra. 


La primera mención que hizo mi madre respecto a que tío Víctor no formaba parte de nuestra familia por nacimiento, sino por adopción, fue el día que nos comunicaron su muerte.


—Vosotras y vuestros hermanos habéis sido muy afortunados por no haber tenido que vivir una guerra.

—Yo era muy pequeña. Para mí fue como un juego… —guardó silencio y dibujó una tenue sonrisa— … casi siempre.

—Pero mis hermanos mayores lo vivieron de forma muy distinta. Vuestra abuela fue una mujer muy valiente que sacrificó mucho para intentar suavizar las consecuencias de todo lo que nos pasó. A pesar del horror, creo que fuimos más felices que la mayoría.


—Se hicieron muchas cosas de las que ahora nos avergonzaríamos. Era una cuestión de supervivencia. Tuvimos vivencias maravillosas, pero también se perdió mucho por el camino.
Éramos muy jóvenes y casi ni nos dimos cuenta, pero nos enseñaron a calibrar nuestras palabras y a ocultar nuestros pensamientos. Aprendimos a guardar muchos secretos…

Viajaremos hasta la Alemania de 1942. Ilse, viuda de un aviador de la Luftwaffe, regresa al pueblo de Baviera en el que pasó los veranos de su infancia. Llega allí con sus seis hijos, para protegerles de los bombardeos de la ciudad, pensando que allí será todo más fácil. Pero al llegar se encuentra con que la mansión de su familia ha sido convertida en hospital militar, donde se recuperan los oficiales del ejército alemán. Se verá obligada a vivir con sus hijos en una cabaña en el monte, sin las comodidades de las que están acostumbrados. Contará desde el primer momento con la gran ayuda de Ramona y el viejo Johann, su marido, ambos trabajaban como guardeses en la mansión familiar. Mientras, los niños van creciendo y adaptándose a su nueva situación madurando rápidamente. Ilse es una madre luchadora y trabajadora que se desvivirá para que sus hijos padezcan lo menos posible la guerra. Gracias a sus conocimientos como comadrona podrá ayudar en el hospital y en todo lo que pueda, y así es como conocerá al doctor Dante Newmann, el responsable médico del hospital militar. 

Puede decirse que se trata de una novela coral, ya que aunque la protagonista principal es Ilse, todos sus hijos tienen mucho protagonismo. Serán también muy importantes personajes como  Ramona, el viejo Johann, el doctor Dante,  el maestro don Paul Frank, amigo y compañero de Daniel. Ramona tiene mucha fuerza y decisión y su apoyo será fundamental para Ilse, son los dos personajes que más me han gustado. 

De los hermanos la mayor es Margot de 17 años, le siguen Daniel de 15, Nils de 11, Betina de 9, Letta de 5, y el pequeño Tom de 3 años. Y luego está Víctorde 10 años, que en realidad se llamaba Samuel y al que un buen día encontraron andando solo, desorientado y en un estado lamentable. Decidieron que lo mejor sería que se quedara con ellos y ocultar su procedencia. 


Es curioso cómo puede cambiarse la historia a base de olvidos, cómo alguien puede desaparecer para siempre si no tiene quien lo recuerde.

En Los juguetes de la guerra conoceremos el día a día de una pequeña población rural alemana durante la II Guerra Mundial, con sus penalidades, privaciones, y restricciones bajo la vigilancia de los comisarios de zona, sometidos a los suyos. Después llegarán los aliados, vencedores y sufrirán las represiones y las consecuencias de haber tenido que tomar partido, algunas veces sin tener otra alternativa. Una visión distinta del pueblo alemán en la guerra, de aquellos que no estaban de acuerdo con la ideología nazi y que me ha parecido muy interesante. Veremos el miedo y la desconfianza entre los vecinos, el colaboracionismo de algunos con el ejército nazi, (destacando el papel de la mujer del alcalde), el hambre y también la solidaridad de casi todos, el horror y el sentimiento de culpa al conocer lo sucedido en los campos de concentración. Víctimas de los dos bandos. Lo ocurrido en los campos de concentración lo sabremos gracias al soldado Simon, hijo de Ramona y Johann, que nos contará su experiencia.

 

En ese mismo momento se dio cuenta de lo mucho que se había equivocado solicitando el cambio de destino, al comprender que todos los que estaban allí, víctimas y verdugos, eran prisioneros de una misma alambrada, dos caras de una misma moneda gris y silenciosa.

El relato de Simon estaba lleno de terror, torturas y hambre. De mezquindad, de avaricia, de venganza y de esclavitud. En aquel lugar, la debilidad se pagaba con la muerte. Y el trabajo extenuante con agua sucia y trozos de pan podridos que provocaban peleas, patéticos espectáculos para los ojos sádicos de oficiales y soldados que disfrutaban con tanta brutalidad.

—Salvando a un hombre salvas al mundo.


—Para salvar a muchos has tenido que sacrificar a uno. Eres una buena persona. Dios sabrá recompensarte.

Frases
—¿Por qué nos pasa esto, mamá? Nosotros no hemos hecho nada malo.
—Es la guerra, cariño. Es un maldito juego en el que todos pierden.

A Ilse se le ponían los pelos de punta a medida que veía cómo se iban produciendo los cambios, cómo los valores de toda la vida, la amistad, la generosidad, la verdad y el agradecimiento, el respeto a los mayores o el compañerismo, valores que se había esforzado mucho en inculcar a sus hijos, descendían tanto en la escala que apenas se tenían en cuenta, y los sustituían términos tan peligrosos como «superioridad», «supremacía» o «limpieza de sangre».

Traiciones, delaciones y venganzas estaban a la orden del día. Ya nadie podía fiarse de nadie. 

—Estos eran mis juguetes.
Le ofreció una de las figuritas para que pudiera admirarla de cerca. Eran de una calidad extraordinaria.
—Ahora somos nosotros los juguetes —pensó en voz alta—. Sus soldaditos de plomo. Dóciles, manejables, obedientes, importantes pero sustituibles. Sus juguetes de la guerra.

En lo que la mayoría parecía estar de acuerdo era en la necesidad de que todo aquello se acabara de una vez.


—Amigo Dante, eso es lo que tiene el juego de la guerra, que a veces se gana y a veces se pierde.
—No se equivoque, señor. El problema es que nosotros no jugamos. Nosotros somos los juguetes.

... pero el hombre que no quiere luchar es un hombre vencido. Y la muerte es un rival poderoso.

—Podemos tratar todas las heridas superficiales —le dijo a Ilse cuando terminó con el último —, pero no sé cómo van a sobrevivir a las terribles secuelas que les quedarán en el alma.

Los juguetes de la guerra convertidos en jugadores de la paz, el perdón y la concordia.


Los juguetes de la guerra es una estupenda novela histórica, dura y conmovedora a la vez y narrada de una manera admirable, en la que encontraremos otra visión de la II Guerra Mundial.

        Lourdes

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