Hija del carbón
Soy hija del carbón.
Por eso huelo a humo y
tengo la mirada tiznada de negro.
Mi padre me traía del fondo de la mina
caracolas de piedra.
Yo creía que el mar era un lugar muy oscuro,
y que mi padre era marinero entre olas negras.
Si un día mar y bosque de árboles milenarios,
hoy galerías estrechas, asfixiantes, mortales
guardan caracolas de piedra
y mosquitos de ámbar.
Los pasos de mi padre
estaban llenos de ceniza.
Soy hija de las entrañas
de la tierra.
Soy hija del carbón.
Mis pasos también están llenos de ceniza.
Autorretrato a lo Gloria Fuertes
No me gustan los números pares
nunca dejan un cabo suelto del que seguir tirando,
en cambio los impares
siempre dejan una puerta abierta:
a la esperanza a la ilusión.
Entre rectas y curvas
me quedo con las últimas.
El viaje es más divertido,
menos monótono.
¿Mayúsculas o minúsculas?
Todo depende de si GRITAS o
solo murmuras.
Qué contradicción: en la asimetría encuentro el equilibrio
y me pierdo en la perfección.
Me gustan las cosas sencillas, pongamos:
las piedras, las minas de lápiz, las cajas de latón;
los mapas antiguos, el canto de un gallo,
el olor de mi madre a sábanas limpias,
blancas, de algodón.
Me da miedo la noche,
la indecisión.
Los ojos que no dicen nada y,
si me abrazas, que sea con candor.
Me gusta dormir como un lirón, y reírme si ton ni son.
Mirar el cielo y las nubes, oir el murmullo del agua,
sin duda, la mejor canción.
Los días de lluvia me calman
solo abro el paraguas si arrecia,
y entonces, y me mojo,
me tiendo al sol y espero a que salga el arco iris
o alguna flor.
Hola Lourdes!!
ResponderEliminarSe lee interesante, gracias por la recomendación y reseña.
Besos💋💋💋